martes, 14 de marzo de 2023

Algo más sobre Bergoglio y el padre Julio Meinvielle - Antonio Caponnetto


Comentarios a una esquela del amigo Marcelo Grecco, remitida al blog “Nacionalismo Católico San Juan Bautista”, con ocasión de que dicho blog publicara mi nota “Bergoglio, la abuela, los protestantes y el padre Julio Meinvielle”.


Muy querido Marcelo:

Gracias por tus recuerdos que bien completan los míos. Es cierto lo que dices, de que Bergoglio pudo haber sentido la presión de su predecesor y que ello posiblemente lo haya decidido a asistir  al homenaje a Meinvielle. Y es cierto asimismo que, excepto cuando leyó un fragmento de los vibrantes versos del padre Néstor Sato, el resto de su homilía procuró ser anodina y circunstancial. Tengo presente la rabieta que tal conducta le causo al inolvidable Humberto Reale, y que con temple de caballero prefirió ofrecer como sacrificio, sin reaccionar.

Las coacciones al párroco, que traes a la memoria, fueron ciertas. No sólo lo fastidiaba a Bergoglio que se difundiera el opúsculo “Una antorcha encendida”,al que aludes, sino que algunos sobrevivientes meinvielleanos de “La Salud”, leyeran el Boletín “En Versailles” o el notable libro de Fabián González Arbas, “Los scouts de Meinvielle”.

Mentas a Outeda Blanco y es bueno su testimonio al respecto. Si se atreviera(que no parece ser su fuerte), podría darnos más detalles de las veces en las cuales –en los muchos diálogos privados que tuvo con Bergoglio- éste habló pestes de los judíos, de los que ahora se ha convertido en un vergonzante lambebotas. Algún día yo contaré algo similar sucedido en los pasillos de la parroquia Nuestra Señora de Luján de los  Patriotas, en el barrio de Mataderos, con los  padres Isidro  y Jon Gárate como interlocutores. Fue en 1991, con ocasión de la confirmación de mi hijo, alumno del colegio parroquial y a quien él confirmó.

 Dos años después, el 26 de marzo de 1993, falleció el hermano sacerdote del padre Isidro y Vicario de la precitada parroquia, el padre Jon Gárate, Capellán de la Policía Federal, y hombre absoluta y rubicundamente “propia tropa”(Hay una semblanza mía en el n° 27 de Gladius, 15-8-1993, p. 167 y ss). Bergoglio presidió la solemne misa concelebrada, de cuerpo presente. Estaba la parroquia de bote en bote. El padre Isidro, su hermano párroco, me pidió que lo despidiera en nombre de sus amigos y camaradas de lucha. Eso hice y a fuer de ser franco, a la par de encomiar al ilustre difunto y de resaltar sus enfrentamientos –aún físicos- con los zurdos que quisieron intimidarlo, pegué merecidos palos a los obispos que lo habían perseguido por ser católico y nacionalista.

Al terminar la Santa Misa –y tras despedir joseantonianamente al querido padre Jon- varios vinieron a felicitarme por mis palabras. Recuerdo a dos. A Monseñor Bergoglio que me agradeció efusivamente que los laicos fustigaran públicamente a los obispos y los obligaran a ser mejores. Y al General Videla –que entonces estaba en libertad- y que me estaba particularmente agradecido, según me manifestó, por haber recordado en mis palabras el carácter de guerra justa que tuvo la lucha de las Fuerzas Armadas y de Seguridad contra el marxismo. Los dos estaban en la misma fila, en el mismo templo, en el mismo homenaje.

Sobre la famosa quema de la carpa a los herejes, Bergoglio lo cuenta como un episodio despreciable de un cura fanático,  que aún no había descubierto las bondades de ser protestante, pachamámico, maricón y cobarde. En rigor, fue un acto de legítima defensa, ante las provocaciones y las amenazas constantes de esos infelices que, cuando colocaron adrede la carpa al lado de la parroquia, para molestar a los feligreses, no sabían que el párroco era un soldado de Cristo Rey.

Fue famoso el diálogo entre el Comisario  que vino a averiguar por lo sucedido, y el padre Julio. Averigüe bien, le dijo el cura, parece que el fuego no vino de abajo sino de Arriba...

O tempora en que se creía en los castigos divinos. Y los curas no predicaban la sinodalidad sino la obligación de vivir y de morir por Dios y por la Patria.

Antonio Caponnetto

Buenos Aires, 14-3-2023.

 



8 comentarios:

  1. Estimado Profesor: Maravillosa definición de la Iglesia actual. Protestante, pachamámica,maricona y cobarde
    Dios lo bendiga.

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    1. Es que si la Iglesia actual no fuera así, no existiría, pero los rígidos no lo entienden.

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    2. No hay cristianismo "flexible"

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    3. Si hay, el de Francisco.

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  2. Estimado Profesor: Maravillosa definición de la Iglesia actual. Protestante, pachamámica, maricona y cobarde. Dios lo bendiga.

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  3. Gracias Antonio por su siempre certera palabra y mantener la memoria. El padre Julio como muchos pastores de su tiempo tenian el celo por las almas que salvo excepciones casi siempre de presbíteros, hoy no se encuentra. Abrazo en Cristo Rey.

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  4. Excelente relato y documento probatorio de quien hoy ocupa la Silla de Pedro. Gracias Profesor Caponnetto.

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  5. Historias de otra época donde la gente todavía creía en algo. Aunque Bergoglio era un adelantado ya que seguramente entonces no creía en nada.

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