En una entrevista realizada a Bergoglio por la
indeseable carantoñera Elisabetta Piqué –y que dio a conocer en espaciosas
páginas La Nación en su edición sabatina del 11 de marzo del corriente- llegado
a uno de los tantos momentos envilecedores y ruines de la vatiparla, el
entrevistado hace la siguiente reflexión: Compara la conducta iluminadora (“me
abrió la puerta a revaluar lo que se decía entonces”) de su abuelita, que le
enseñó a admirar y a respetar a los protestantes (en especial y nada menos que
a los de la espantosa secta masónico-británica “Ejército de Salvación”) con la
de “aquél párroco de Versailles, en Buenos Aires, que les quemaba las carpas a
los evangelistas porque eran herejes”. (N. del E.: Ver al final del escrito el video)
Ese párroco preclaro y glorioso, obviamente, como lo
sabe absolutamente todo el mundo medianamente informado, y quienes vivimos los hechos,
fue el padre Julio Meinvielle, a cargo de Nuestra Señora de la Salud, precisamente
en el barrio porteño de Versailles.
Será esquemática mi respuesta.
-Dios se haya apiadado de la nona de Bergoglio, la
cual –según este relato que ahora reflota su nieto- en toda comparación que se
haga con el lobo que simulaba ser la abuela de Caperucita, sale gananciosa en
simulacros, engañifas, asnadas turbias, ardides malos e ignorancias culposas.
-Además de todo cuanto de grave se ha dicho sobre
Bergoglio, y que cubre desde el Iscariotismo hasta la Apostasía, desde la
blasfemia hasta la idolatría, según lo hemos probado ya en múltiples escritos,
habrá que agregar ante esta indigna y cobarde ofensa al Padre Julio Meinvielle,
que estamos ante una mala persona, humanamente tartufo, hipócrita, farisaico, acomodaticio
y fayuto. Me explico:
-El 2 de agosto de 1998, a las 11 de la mañana, y con
ocasión de cumplirse 25 años de la muerte del padre Julio, ofició la Santa Misa
en su memoria, el entonces Arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina,
monseñor Jorge Mario Bergoglio. Estoy tomando la noticia de dos Boletines de
AICA, uno del 22/7/98 y otro del 3/8/98. Estuve en esa celebración Eucarística
–que coronó una semana de homenaje al insigne difunto, con la presencia de
varios obispos- y todos cubrieron de elogios la obra y la personalidad del
antiguo párroco. Se ve que entonces la abuelita de Bergoglio no le impidió
honrar al valeroso incendiario del basural protestante.
-Pero hay más. Al término de la Santa Misa, los
presentes, en su mayoría emocionados y veteranos scoutistas católicos y
admiradores, discípulos, camaradas y amigos del Padre Meinvielle, nos dirigimos
ante la tumba que está en el atrio de la parroquia. Se dieron vítores a Dios, a
la Patria, a Cristo Rey, al homenajeado; y se repartió un volante que decía:
“El Padre Julio está presente. Mueran los herejes”. Lo tengo en mis manos. En
el medio de esos briosos católicos y meinvielleanos, si se nos permite el
adjetivo, exactamente ubicado en uno de los ángulos de la lápida, estaba Jorge
Mario Bergoglio, como un adherente más.
-Se fueron retirando todos, y cuando me quise acordar,
ganado por el luto y los recuerdos, creí que estaba solo ante la lápida. Pero
no. El que permanecía de pie, callado, orante, era Bergoglio. Se me acercó y se
limitó a leerme, a modo de consuelo, el epitafio que todavía corona sus restos:
“Amó la Verdad”. Nos despedimos y cada quien a lo suyo.
25 años después, Bergoglio es un tránsfuga de la peor
catadura.
Aprendió bien la lección del lobo-abuela. Y se hizo
lobo de esos que el Evangelio condena, execra y maldice. 25 años después,
nosotros, aquí, como siempre. Preparándonos para celebrar el medio siglo del
paso a la inmortalidad del inolvidable e invicto combatiente de la Iglesia
Católica.
Padre
Julio Meinvielle: ¡PRESENTE!
Un ser acomodaticio JM. Bergoglio
ResponderBorrarDiplomático mas bien, si volvieran a la rigidez de antes, la élite globalista que gobierna el mundo le haría la vida imposible a la Iglesia.
Borrar«El Espíritu Santo abandonará quizá este cuerpo social histórico, llamado Cristiandad, arrebatando consigo a la soledad más total a los suyos, dándoles dos alas de águila para volar al desierto. Y entonces la estructura temporal de la Iglesia existente será presa del Anticristo, fornicará con los reyes de la tierra -al menos una parte ostensible de ella, como pasó ya en su historia-, y la abominación de la desolación entrará en el lugar santo. “Cuando veáis la desolación abominable entrar adonde no debe, entonces ya es.”» P. Leonardo Castellani SJ Argentina. 1899 - 1981
ResponderBorrarLa abominación desoladora de Daniel, se refiere a cuando los griegos (Antioco) conquistaron Jerusalen y colocaron una estatua de Zeus dentro del templo lo que constituía un sacrilegio para los judíos. No es pertinente con la Iglesia Católica.
BorrarQuerido Antonio aquel homenaje fue el último legado del Cardenal Quarracino y Bergoglio vino porque presionamos inmediatamente después de su muerte. Pero Bergoglio no fue capaz de nombrarlo al Padre Julio ni en su homilía, bien de su estilo que como decía un profesor eran oceanos de palabras y desiertos de ideas. Si algo se rescata de la homilía fueron unas palabras finales que eran de la poesia del padre Sato. Mando al párroco a rearme por haber distribuido aquel opusculo que se llamó Una Antorcha Encendida. Y durante su Arzobispado mandaba al auxiliar de Devoto presionar al párroco para que sacara la reja, algo que finalmente se logró gracias a la estupidez de algunos que dieron motivos erróneos para hacerlo. Hay también un testimonio de Outeda Blanco donde cuenta que la acción del padre Julio de ir y poner de vuelta y medio al pastor, desmoronando toda su falsa enseñanza convirtió y admiraba a un camionero socialista y ateo que al final de sus días recibió todos y cada uno de los sacramentos. Desagravio al padre Julio Menvielle. Marcelo Grecco
ResponderBorrarMueran los herejes? No seria mejor poner se conviertan los herejes? Se parece a una consigna sacada de un grupo feminista. Esta predica es la que aleja a tantos de la Tradición
ResponderBorrarQue veneno tienen contra el Papa. No quiero comentar como anónimo porque no soy cagon me llamo Cruz Gallardo g
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