15/09/2023
Bergoglio en el encuentro interreligioso de Mongolia el
03/09/2023
El domingo 3 de septiembre, en el
teatro Hun de Ulán Bator, Mongolia, Bergoglio
llevó a cabo un acto interreligioso junto a otras comunidades religiosas, tanto
cristianas como budistas -mayoritarias en Mongolia-, además de musulmanes,
chamanes, hindúes, judíos y baha'is. Seguidamente transcribo algunos pasajes relevantes
de su discurso:
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https://drive.google.com/file/d/1eIIJTUWy40nDOHbQ4UrcnMuLuszOKUbR/view?usp=sharing
(…)
Las tradiciones religiosas, en su originalidad y diversidad, comportan un
formidable potencial de bien al servicio de la sociedad.
(…)
Quien nos ofrece hoy la oportunidad de estar juntos para conocernos y
enriquecernos mutuamente es el amado pueblo mongol, que puede presumir de una
historia de convivencia entre representantes de diversas tradiciones
religiosas. Es hermoso recordar la virtuosa experiencia de la antigua capital
imperial Karakórum, donde se albergaban lugares de culto pertenecientes a
diferentes "credos", que daban testimonio de una armonía admirable.
(…)
Hermanos, hermanas, por el modo en que logremos la armonía con los demás
peregrinos sobre la tierra y en la forma que consigamos transmitir armonía,
allí donde vivimos, se mide el valor social de nuestra religiosidad. Cada vida
humana, en efecto, y con mayor razón cada religión, tiene que
"medirse" en base al altruismo; no a un altruismo abstracto, sino
concreto, que se traduzca en la búsqueda del otro y en la colaboración generosa
con el otro, porque “el sabio se regocija dando”.
(…)
Las religiones están llamadas a ofrecer al mundo esta armonía, que el progreso
técnico por sí solo no puede dar, porque, apuntando sólo a la dimensión terrena
y horizontal del hombre, corre el riesgo de olvidar el cielo para el cual hemos
sido creados. Hermanas y hermanos, hoy estamos aquí juntos como humildes
herederos de antiguas escuelas de sabiduría. Al reunirnos hoy, nos
comprometemos a compartir todo ese bien que hemos recibido, para enriquecer a
una humanidad que, en su caminar, a menudo se encuentra desorientada por miopes
búsquedas de lucro y bienestar; y a menudo también es incapaz de volver a
encontrar el hilo conductor.
(…)
Mongolia, que se encuentra en el corazón de este continente, custodia un gran
patrimonio de sabiduría, que las religiones que aquí se difundieron han
contribuido a crear, y que quisiera invitar a todos a redescubrir y valorar.
Encuentro
interreligioso por la paz en Dhaka, Bangladesh el 01/12/2017
(…) La humanidad reconciliada y próspera, que
como representantes de diferentes religiones ayudamos a promover, está
representada simbólicamente por ese estar juntos, armonioso y abierto a lo
trascendente, donde el compromiso por la justicia y la paz encuentran su
inspiración y su fundamento en la relación con lo divino.
(…)
en las sociedades pluralistas que creen en los valores democráticos, como
Mongolia, cada institución religiosa, reconocida normativamente por la
autoridad civil, tiene el deber y, en primer lugar, el derecho de ofrecer
aquello que es y aquello que cree, respetando la conciencia de los otros y
teniendo como fin el mayor bien de todos. En ese sentido, quiero confirmarles
que la Iglesia católica desea caminar así, creyendo firmemente en el diálogo
ecuménico, en el diálogo interreligioso y en el diálogo cultural. (...)
Hagamos
florecer esta certeza de que nuestros esfuerzos comunes para dialogar y
construir un mundo mejor no son vanos. Cultivemos la esperanza. (...) Que las
oraciones que elevamos al cielo y la fraternidad que vivimos en la tierra
alimenten la esperanza; que sean el testimonio sencillo y creíble de nuestra
religiosidad, de nuestro caminar juntos con la mirada elevada hacia lo alto, de
nuestro habitar este mundo en armonía, como peregrinos llamados a proteger el
medio hogareño.
Comentario
personal: Todo esto es modernismo puro e indiferentismo religioso en su
más prístina expresión, condenados por la Iglesia innumerables veces de manera
inequívoca. Huelga añadir que toda esta inmudicia interreligiosa que practica
el apóstata caracterizado y blasfemador serial argentino no constituye en
absoluto una particularidad suya, puesto que se basa en los documentos heréticos
del CVII -en especial, “Dignitatis humanae”, “Nostra aetate” y “Unitatis
redintegratio”-, así como en el pseudo magisterio ecuménico de sus predecesores
concilares: los aquelarres multiconfesionales de Asís, organizados por JPII y BXVI en varias ocasiones, son
una prueba fehaciente de ello.
Además,
el mismo día, luego de la Misa, Bergoglio citó e hizo una apología del jesuita
francés Pierre Teilhard de Chardin, uno de los modernistas más influyentes del
siglo pasado:
La Misa
es acción de gracias, “eucaristía”. Celebrarla en esta tierra me
ha hecho recordar la oración del padre jesuita Pierre Teilhard de Chardin,
elevada a Dios hace exactamente cien años, en el desierto de Ordos, no muy
lejos de aquí. Dice así: “Me prosterno, Dios mío, ante tu Presencia en el
Universo, que se ha hecho ardiente, y en los rasgos de todo lo que encuentre, y
de todo lo que me suceda, y de todo lo que realice en el día de hoy, te deseo y
te espero”. El padre Teilhard trabajaba en investigaciones geológicas. Deseaba
ardientemente celebrar la Santa Misa, pero no tenía consigo ni pan ni vino. Fue
entonces cuando compuso su “Misa sobre el mundo”, expresando
su ofrenda de este modo: “Recibe, Señor,
esta Hostia total que la Creación, atraída por Ti, te presenta en esta nueva
aurora”. Y una oración similar había nacido ya en él durante la Primera guerra
mundial, mientras estaba en el frente, ejerciendo como camillero. Este
sacerdote, a menudo incomprendido, había intuido que “la
Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo” y que es
“el centro vital del universo, el foco desbordante de amor y de vida
inagotable” (Laudato Si’, 236), incluso en un tiempo de
tensiones y de guerras como el nuestro. Recemos hoy, por tanto, con
las palabras del Padre Teilhard: “Verbo resplandeciente, Potencia
ardiente, Tú que amasas lo múltiple para infundirle tu vida, abate sobre
nosotros, te lo ruego, tus manos poderosas, tus manos previsoras, tus manos
omnipresentes.”
Transcribo
seguidamente el Monitum del Santo Oficio del 30/06/1962 sobre
la obra del sacerdote francés:
Varias
obras del P. Pierre Teilhard de Chardin, algunas de las cuales fueron
publicadas en forma póstuma, están siendo editadas y están obteniendo mucha
difusión. Prescindiendo de un juicio sobre aquellos puntos que conciernen a las
ciencias positivas, es suficientemente claro que las obras arriba mencionadas
abundan en tales ambigüedades e incluso errores serios, que ofenden a la
doctrina católica. Por esta razón, los eminentísimos y reverendísimos Padres
del Santo Oficio exhortan a todos los Ordinarios, así como a los superiores de
institutos religiosos, rectores de seminarios y presidentes de universidades, a
proteger eficazmente las mentes, particularmente de los jóvenes, contra los
peligros presentados por las obras del P. Teilhard de Chardin y de sus
seguidores.
He aquí
una breve síntesis de sus errores:
L'Osservatore Romano del 30 de junio/1 de julio
de 1962 publicaba ese monitum, acompañándolo de un extenso artículo sin firma
titulado “Pierre Teilhard de Chardin e il suo pensiero sul piano filosofico e
religioso”. En ese artículo se afirma que Teilhard incurre en una indebida
transposición al plano metafísico y teológico de términos y conceptos tomados
del evolucionismo, incurriendo así en diversos graves errores. Concretamente se
indican: 1. Un defectuoso concepto de creación, que no salva la gratuidad del
acto creador ni la ausencia de un sujeto preexistente. 2. Puntos débiles en la
descripción de las relaciones entre Dios y el cosmos, no dejando clara la
trascendencia divina. 3. Una extraña presentación de Cristo, como parte del
cosmos, que no salva la gratuidad de la Encarnación. 4. Ignorancia de los
límites entre la materia y el espíritu. 5. Una concepción insuficiente del
pecado, que queda reducido más bien a algo de carácter colectivo. 6. Una
concepción naturalista de la ascesis y del sentido de la vida cristiana.
El Padre
Leonardo Castellani enumera las fallas de su pensamiento desde una perspectiva
católica:
- El transformismo darwiniano dado como verdad
cierta.
- La negación de la parusía o Segunda Venida de Cristo tal como la entiende la
Iglesia.
- La negación de la redención por la obra personal de Cristo.
- La negación del pecado original, a la manera de Pelagio.
- Monismo materialista evolucionista parecido al de Spencer y Haeckel.
- Panteísmo sutil a la manera de Bergson.
- Interpretación modernista de todos los sacramentos, empezando por la
eucaristía, a la manera de Guenther.
- Negación del fin primario del matrimonio y constitución del fin primario del
matrimonio en la “ayuda espiritual mutua de los esposos”.
- Aprobación de los medios contraconceptivos en el matrimonio, a la manera de
Malthus.
- Negativa implícita de la autoridad de la Iglesia para definir, a la manera de
Loisy, Tyrrel y otros.
Extraordinariamente
reveladora es la carta escrita a un ex dominico que, a raíz de la
encíclica Humani generis, había abandonado la Iglesia para unirse a
los “viejos católicos”, y que escribió a Teilhard invitándolo a seguirlo:
Esencialmente
considero como usted que la Iglesia (como toda realidad viviente al cabo de
cierto tiempo) llega a un periodo de muda o reforma necesaria. Al cabo de dos
mil años, es inevitable. La humanidad está en trance de mudar. ¿Cómo no debería
hacerlo el cristianismo? Más precisamente, considero que la Reforma en cuestión
(mucho más profunda que la del siglo XVI) no es simple cosa de instituciones o
de costumbres, sino de Fe. De alguna manera, nuestra imagen de Dios se ha
desdoblado: transversalmente (si se puede decirlo así) al Dios tradicional y
trascendente de lo En Alto, surge para nosotros una especie de Dios de lo En
Adelante, desde hace un siglo, en dirección a algún 'ultra-humano'. A mi
juicio, todo está ahí. Se trata para el hombre de repensar a Dios en términos,
no ya de Cosmos, sino de Cosmogénesis: un Dios que no se adora y que no se
alcanza más que a través del acatamiento de un Universo que él ilumina y “amoriza”
(e irreversibiliza) desde dentro. Sí, lo En Alto y lo En Adelante se sintetizan
en un Por-Dentro.
Ahora
bien, ese gesto fundamental de engendrar una nueva Fe para la Tierra (Fe en lo
En Alto combinada con la fe en lo En Adelante), sólo, yo creo (e imagino que
usted es de mi parecer), sólo el cristianismo puede hacerlo, a partir de la
asombrosa realidad de su Cristo-Resucitado: no entidad abstracta, sino objeto
de una amplia corriente mística, extraordinariamente adaptable y viva. Estoy
convencido: es de una Cristología nueva extendida a las dimensiones orgánicas
de nuestro nuevo Universo de donde se apresta a salir la Religión de mañana.
Esto
establecido (y es aquí donde nosotros diferimos: pero ¿no procede la vida por
buenas voluntades titubeantes?), esto establecido, yo no veo en ningún caso
medio mejor para mí, para promover eso que anticipo, que trabajar en la reforma
(tal como antes la he definido) desde dentro: es decir, en adhesión sincera al
phylum del que espero su desarrollo. Muy sinceramente (¡y sin querer criticar
su gesto!) sólo en el tallo romano, tomado en su integridad, veo el soporte biológico
suficientemente vasto y diferenciado para obrar y soportar la transformación
esperada. Y esto no es pura especulación. Desde hace cincuenta años, he visto
de demasiado cerca, en torno a mí, revitalizarse el pensamiento y la vida
cristiana -a pesar de toda Encíclica- para no tener una inmensa confianza en
los poderes de reanimación del viejo tallo romano. Trabajemos cada uno por
nuestra parte. Todo lo que sube converge. Muy cordialmente suyo, Teilhard de
Chardin.
Inquietantes
palabras que hacen pensar en otras pronunciadas nada menos que por el
entonces Cardenal Giovanni Battista Montini, en una conferencia
dada en Turín, el 27 de marzo de 1960 -tres años antes de convertirse en “Pablo
VI”-, intitulada “Religión y trabajo”, las que muestran una notable coincidencia
con las elucubraciones “teológicas” del jesuita francés:
¿Acaso
el hombre moderno no llegará un día, a medida que sus estudios científicos
progresen y descubran leyes y realidades ocultas bajo el rostro mudo de la
materia, a prestar oídos a la maravillosa voz del espíritu que palpita en ella?
¿No será ésa la religión del mañana? El
mismísimo Einstein previó la espontaneidad de una religión del
universo.
Por todo
esto es que el Padre Philippe de la Trinité O.C.D. pudo decir respecto al pensamiento
de Teilhard de Chardin que:
el teilhardismo es,
en el fondo, una deformación del cristianismo, metamorfoseado en evolucionismo
monista y panteísta.
Conclusión.
Pues
bien, es a ese siniestro personaje que Bergoglio ha elogiado en público -dando
a entender que el Monitum del Santo Oficio es fruto de una
desafortunada “incomprensión”-, luego de celebrar misa en uno de sus
subversivos viajes “apostólicos”. Sin olvidar la mención que hizo en la
encíclica Laudato Si', como él mismo ha recordado expresamente ante
su auditorio en Mongolia, con lo que no quedan dudas acerca de su pertinacia en
el error. Me parece que no hace falta abundar en comentarios: las conclusiones
caen de su peso. Cuando menos, para cualquiera que no haya perdido completamente
el uso natural de la lógica ni la virtud teologal de la fe...
ANEXO
Como lo
he dicho antes, estos despropósitos de Bergoglio no son en absoluto
exclusividad suya. A continuación suministraré un elenco de citas de JPII y de
BXVI que prueban la continuidad del discurso y de la praxis modernista de los “papas
conciliares”. Todo lo dicho en este artículo acerca del “ecumenismo”, la
“interreligiosidad” y la adhesión a la gnosis teilhardiana se aplica con total
propiedad a sus antecesores conciliares, lo cual resulta particularmente
manifiesto en los “conservadores” Wojtyla y Ratzinger. Estimo indispensable
establecer este hecho de manera contundente, a fin de poner en evidencia la
profunda incoherencia -amén del absurdo rayano en lo grotesco-, de aquellos que
se rasgan las vestiduras y ponen el grito en el cielo por los desmanes y los
atropellos bergoglianos -con toda razón-, pero luego proponen como prototipos
de ortodoxia y modelos a imitar a quienes en realidad no han sido más que sus
precursores inmediatos en la ejecución de la apostasía eclesial a la que
asistimos azorados desde el aciago CVII.
I. Con
respecto al “ecumenismo” y a la “interreligiosidad”.
A. Juan
Pablo II.
1. “Ante
todo, es preciso tener presente que toda búsqueda del espíritu humano en
dirección a la verdad y al bien, y, en último análisis, a Dios, es suscitada
por el Espíritu Santo. Precisamente de esta apertura primordial del
hombre con respecto a Dios nacen las diferentes religiones. No pocas veces,
en su origen encontramos fundadores que han realizado, con la ayuda del Espíritu
de Dios, una experiencia religiosa más profunda. Esa experiencia,
transmitida a los demás, ha tomado forma en las doctrinas, en los ritos y en
los preceptos de las diversas religiones. En todas las auténticas
experiencias religiosas la manifestación más característica es la
oración. Teniendo en cuenta la constitutiva apertura del espíritu humano a la
acción con que Dios lo impulsa a trascenderse, podemos afirmar que toda oración
auténtica está suscitada por el Espíritu Santo, el cual está misteriosamente
presente en el corazón de cada hombre. En la Jornada mundial de oración por
la paz, el 27 de octubre de 1986 en Asís, y en otras ocasiones semejantes de
gran intensidad espiritual, hemos vivido una manifestación elocuente de
esta verdad.”
2. “[…]
hay que aplicar lo que se ha dicho [sobre el ecumenismo] a la actividad que
tiende al acercamiento con los representantes de las religiones no cristianas,
y que se expresa a través del diálogo, los contactos, la oración
comunitaria, la búsqueda de los tesoros de la espiritualidad humana que
-como bien sabemos- no faltan tampoco a los miembros de estas religiones. ¿No
sucede quizá a veces que la creencia firme de los seguidores de las religiones
no cristianas, -creencia que es efecto también del Espíritu de verdad,
que actúa más allá de los confines visibles del Cuerpo Místico- haga quedar
confundidos a los cristianos […], tan propensos al relajamiento de los
principios de la moral y a abrir el camino al permisivismo ético?”
El ecumenismo, cuyos actos emblemáticos son las reuniones
interreligiosas de Asís -convocadas por los últimos tres papas-, es incompatible
con el Magisterio de la Iglesia y con la Revelación Divina
3. “Que
estas palabras, y otras expresiones de los libros sagrados de las
grandes tradiciones religiosas presentes en el suelo fecundo de la
India, sean fuente de inspiración para todos los pueblos, y para
sus líderes, en la búsqueda de la justicia entre los pueblos y la paz entre
todas las naciones del mundo. Mahatma Gandhi enseñó que si todos los hombres y
mujeres, independientemente de las diferencias entre ellos, se aferran a la
verdad, con respeto por la dignidad única de cada ser humano, se puede
lograr un Nuevo Orden Mundial, una Civilización del Amor. Y hoy todavía lo
escuchamos suplicar al mundo: vencer el odio por el amor, la falsedad por la
verdad, la violencia por el sufrimiento. ¡Que Dios nos guíe y nos bendiga
mientras nos esforzamos por caminar juntos, tomados de la mano, y construir
juntos un mundo de paz!”
4. “El
acontecimiento de Asís puede ser considerado, pues, como una ilustración
visible, una lección de hechos, una
catequesis inteligible para todos, de lo que presupone y significa el compromiso
ecuménico y el recomendado diálogo interreligioso promovido por la
Concilio Vaticano II.”
5. “A
este Dios confiesa el trapense o el camaldulense en su vida de silencio. A Él
se dirige el beduino en el desierto, cuando llega la hora de la oración.
Y tal vez también el budista que, concentrado en su contemplación,
purifica su pensamiento preparando el camino hacia el nirvana. (…) La
Iglesia del Dios viviente congrega a todos los hombres que, en cualquier
forma, toman parte de esta maravillosa trascendencia del espíritu
humano. Y todos ellos saben que nadie logrará colmar sus deseos más
profundos. La manifestación de esta trascendencia de la persona humana la
constituye la oración de fe, pero en ocasiones también el profundo silencio.
Este silencio, que a veces parece separar al hombre de Dios, es no obstante un
acto especial de la unión vital entre Dios y el espíritu humano. La
Iglesia de nuestro tiempo se ha hecho particularmente consciente de esta verdad
y, por ello, a su luz ha logrado redefinir, en el Concilio Vaticano II,
su propia naturaleza.”
Nota
aclaratoria: La cita anterior está
tomada de los Ejercicios espirituales de Cuaresma del año 1976
predicados a Pablo VI y a la Curia Romana, posteriormente compilados en forma
de libro. Wojtyla reconoce que la nueva eclesiología del CVII constituye una
ruptura respecto al magisterio tradicional. Por tanto, la manida “hermenéutica
de la continuidad” pregonada por Ratzinger no es sino una impostura destinada a
ocultar este hecho de una gravedad inaudita. Veamos la nueva definición:
Esta Iglesia [de
Cristo], establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en
la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en
comunión con él, si bien, fuera de su estructura, se encuentran muchos
elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo,
impelen hacia la unidad católica.
Esto fue
ratificado por la declaración Dominus Iesus, de la Congregación
para la doctrina de la fe del 06/08/2000, n. 16/17:
Con la
expresión subsistit in el Concilio
Vaticano II quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: por un lado, que la
Iglesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue
existiendo plenamente sólo en la Iglesia católica, y, por otro lado, que fuera
de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificación y
de verdad, ya sea en las Iglesias como en las Comunidades eclesiales separadas
de la Iglesia católica […] Las Iglesias (esto es herético, porque existe una
única Iglesia fundada por Cristo, a saber, la Iglesia Católica) que no
están en perfecta comunión (como si existiera una “comunión
imperfecta”, noción completamente contradictoria) con la Iglesia
católica pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos
como la sucesión apostólica (no es cierto, pues la sucesión apostólica
implica el poder de jurisdicción sobre los fieles -potestas iurisdictionis-,
no basta con la transmisión válida del poder de orden -potestas ordinis-;
un sucesor de los apóstoles es, por definición, miembro de la Iglesia
católica) y la Eucaristía válidamente consagrada, son verdaderas
iglesias particulares (esto es mentira: son sectas heréticas y
cismáticas, las iglesias particulares son las diferentes diócesis
católicas). Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante
la Iglesia de Cristo […].
Esto es
muy diferente de lo que enseñaba Pío XII al respecto:
Algunos
no se consideran obligados por la doctrina -que, fundada en las fuentes de la
revelación, expusimos Nos hace pocos años en una encíclica [Mystici Corporis]-,
según la cual el Cuerpo místico de Cristo y la Iglesia católica romana son una
sola y misma cosa.
B.
Benedicto XVI.
1. Distinguidos
huéspedes, queridos amigos: Os acojo esta mañana en el palacio apostólico y os
agradezco una vez más vuestra disponibilidad a participar en la Jornada de
reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, que
celebramos ayer en Asís, veinticinco años después de aquel primer encuentro
histórico (…) Mirando hacia atrás, podemos apreciar la
clarividencia del Papa Juan Pablo II al convocar el primer encuentro de Asís,
y la necesidad continua de hombres y mujeres de distintas religiones de testimoniar
juntos que el viaje del espíritu siempre es un viaje de paz.
2. Lugares
de culto, como esta estupenda mezquita de Al-Hussein Bin Talal (…) se alzan
como joyas sobre la superficie de la tierra. Desde las antiguas a las modernas,
desde las espléndidas a las humildes, todas hacen referencia a lo divino, al
Único Trascendente, al Omnipotente (…) Musulmanes y cristianos (…) tienen que
comprometerse hoy por ser conocidos y reconocidos como adoradores de Dios
fieles a la oración, deseosos de comportarse y vivir según las disposiciones
del Omnipotente, misericordiosos y compasivos, coherentes para dar testimonio
de todo lo que es justo y bueno, recordando siempre el origen común y la
dignidad de cada persona humana, que constituye la cumbre del designio creador
de Dios para el mundo y la historia.
Benedicto XVI en la reunión interreligiosa de Asís en
2011[24]
3. Queridos
hermanos y hermanas, en el Mensaje para la Jornada de la Paz de hoy subrayé que
las grandes religiones pueden constituir un importante factor de unidad y de
paz para la familia humana, y recordé, al respecto, que en este año 2011 se
celebrará el 25° aniversario de la Jornada mundial de oración por la paz que el
venerable Juan Pablo II convocó en Asís en 1986. Por esto, el próximo mes de
octubre, iré como peregrino a la ciudad de san Francisco, invitando a unirse a
este camino a los hermanos cristianos de las distintas confesiones, a los
representantes de las tradiciones religiosas del mundo, y de forma ideal, a
todos los hombres de buena voluntad, con el fin de recordar ese gesto histórico
querido por mi predecesor y de renovar solemnemente el compromiso de los
creyentes de todas las religiones de vivir la propia fe religiosa como servicio
a la causa de la paz. Quien está en camino hacia Dios no puede menos de
transmitir paz; quien construye paz no puede menos de acercarse a Dios. Os
invito a acompañar esta iniciativa desde ahora con vuestra oración.
4. En
todo país democrático corresponde a las autoridades civiles garantizar la
libertad efectiva de todos los creyentes y permitirles organizar libremente la
vida de su propia comunidad religiosa. Como es obvio, deseo que los creyentes,
independientemente de la comunidad religiosa a la que pertenezcan, sigan
beneficiándose de esos derechos, con la certeza de que la libertad religiosa es
una expresión fundamental de la libertad humana y de que la presencia activa de
las religiones en la sociedad es un factor de progreso y de enriquecimiento
para todos [...] Seguramente el reconocimiento del papel positivo que
desempeñan las religiones dentro del cuerpo social puede y debe impulsar a
nuestras sociedades a profundizar cada vez más su conocimiento del hombre y a
respetar cada vez mejor su dignidad, poniéndolo en el centro de la acción
política, económica, cultural y social.
C. Un
ejemplo en nuestro país.
¡Recemos a Buda, a Alá o a Krishna y se hará la paz en el mundo!
La
Conferencia Episcopal Argentina, la Acción Católica Argentina y la Comisión
Nacional de Justicia y Paz invitan a todos los hombres y mujeres de buena
voluntad a unirse a la iniciativa “un minuto por la paz”. La misma busca sumar
nuestro compromiso y oración por la paz, todavía quebrada o amenazada en
distintas regiones del mundo. Convocado en todo el mundo por el Foro
Internacional de Acción Católica y la Unión Mundial de Organizaciones Femeninas
Católicas, la idea es que ese día, a las 13.00 hs, cada uno de nosotros nos
detengamos un momento, durante un minuto, rezando cada
uno según su propia tradición. Podremos hacerlo solos o en grupo,
en nuestros hogares o lugares de trabajo o estudio, o compartiendo una
celebración en el templo.
D. La verdadera
enseñanza católica.
[…] Convencidos
de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso,
parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos,
aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente
en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida
espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y
conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente
a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que
apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la
divinidad de su Persona o misión. […] Tales empresas no pueden ser aprobadas
por los católicos de ninguna manera, ya que se basan sobre la teoría
errónea según la cual todas las religiones son todas más o menos buenas, en el
sentido de que todas, aunque de maneras diferentes, manifiestan y significan el
sentimiento natural e innato que nos conduce a Dios y nos lleva a reconocer con
respeto su poder. La verdad es que los partidarios de esa teoría se
extravían en pleno error, pero además, pervirtiendo la noción de la
verdadera religión, la repudian […] La conclusión es clara: solidarizarse con
los partidarios y los propagadores de tales doctrinas es alejarse
completamente de la religión divinamente revelada. Pío XI, encíclica Mortalium
Animos n. 2 y 3, 06/01/1928.
II. Con
respecto al evolucionismo panteísta de Teilhard de Chardin.
A. Juan
Pablo II.
1. Cuando
pienso en la Eucaristía, mirando mi vida de sacerdote, de Obispo y de Sucesor
de Pedro, me resulta espontáneo recordar tantos momentos y lugares en los que
he tenido la gracia de celebrarla. Recuerdo la iglesia parroquial de Niegowic
donde desempeñé mi primer encargo pastoral, la colegiata de San Florián en
Cracovia, la catedral del Wawel, la basílica de San Pedro y muchas basílicas e
iglesias de Roma y del mundo entero. He podido celebrar la Santa Misa en
capillas situadas en senderos de montaña, a orillas de los lagos, en las
riberas del mar; la he celebrado sobre altares construidos en estadios, en las
plazas de las ciudades... Estos escenarios tan variados de mis celebraciones
eucarísticas me hacen experimentar intensamente su carácter universal y, por
así decir, cósmico.¡Sí, cósmico! Porque también cuando se celebra sobre el
pequeño altar de una iglesia en el campo, la Eucaristía se celebra,
en cierto sentido, sobre el altar del mundo. Ella une el cielo y la
tierra. Abarca e impregna toda la creación. […] Verdaderamente, éste es el
mysterium fidei que se realiza en la Eucaristía: el mundo nacido de las manos
de Dios creador retorna a Él redimido por Cristo.
2. La
Encarnación de Dios-Hijo significa asumir la unidad con Dios no sólo de la naturaleza
humana sino asumir también en ella, en cierto modo, todo lo que es ‘‘carne’’
toda la humanidad, todo el mundo visible y material. La Encarnación, por tanto,
tiene también su significado cósmico y su dimensión cósmica.
El ‘‘Primogénito de toda la creación’’, al encarnarse en la humanidad
individual de Cristo, se une en cierto modo a toda la realidad del hombre, el
cual es también ‘‘carne’’, y en ella a toda ‘‘carne’’ y a toda la creación.
B.
Benedicto XVI.
1. [Dios]
Pudo así crear también en la resurrección una nueva dimensión de la existencia,
pudo colocar, como dice Teilhard de Chardin, más allá de la biosfera y de la
noosfera, una esfera nueva en la que el hombre y el mundo llegan a la unidad
con Dios.
2. La
función del sacerdocio es consagrar el mundo para que se transforme en hostia
viva, para que el mundo se convierta en liturgia: que la liturgia no sea algo
paralelo a la realidad del mundo, sino que el mundo mismo se transforme en
hostia viva, que se convierta en liturgia. Es la gran visión que tuvo también
Teilhard de Chardin: al final tendremos una auténtica liturgia cósmica, en la
que el cosmos se convierta en hostia viva.
3. La
creación con todos sus dones aspira, más allá de sí misma, hacia algo todavía
más grande. Más allá de la síntesis de las propias fuerzas, y más allá de la
síntesis de la naturaleza y el espíritu que en cierto modo experimentamos en
ese trozo de pan, la creación está orientada hacia la divinización, hacia las
santas bodas, hacia la unificación con el Creador mismo.
4. Un
teólogo alemán dijo una vez con ironía que el milagro de un cadáver reanimado
-si es que eso hubiera ocurrido verdaderamente, algo en lo que no creía- sería
a fin de cuentas irrelevante para nosotros porque, justamente, no nos
concierne. En efecto, el que solamente una vez alguien haya sido reanimado, y
nada más, ¿de qué modo debería afectarnos? Pero la resurrección de Cristo es
precisamente algo más, una cosa distinta. Es -si podemos usar por una vez el
lenguaje de la teoría de la evolución- la mayor mutación, el salto más decisivo
en absoluto hacia una dimensión totalmente nueva, que se haya producido jamás
en la larga historia de la vida y de sus desarrollos: un salto de un orden
completamente nuevo, que nos afecta y que atañe a toda la historia.
C.
Raniero Cantalamessa.
Para
finalizar, no encuentro nada más adecuado que hacerlo transcribiendo un muy
esclarecedor pasaje del sermón dado por el Padre Raniero Cantalamessa
-predicador oficial de la Casa Pontificia-, en la basílica de San Pedro,
durante el oficio de Vísperas de la Jornada mundial de oración por el
cuidado de la creación, instituida por Francisco el 06/08/2015:
¡Cuánto
ha tenido que esperar el universo, qué gran carrera tuvo que tomar para llegar
a este punto! Miles de millones de años, durante los cuales la materia a través
de su opacidad, avanzaba hacia la luz de la conciencia, como la linfa que del
subsuelo sube con esfuerzo hacia la cima del árbol para expandirse en hojas,
flores y frutos. Esta conciencia se alcanzó finalmente cuando apareció en el
universo, lo que Teilhard de Chardin llama “el fenómeno
humano”. Pero ahora que el universo ha alcanzado su objetivo, exige
que el hombre cumpla su deber, que asuma, por así decirlo, la dirección del
coro y entone en nombre de toda la creación: “¡Gloria a Dios en lo alto del
cielo!”
Para
más información:
“Diez
años con Francisco”
https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM
NOVEDAD
EDITORIAL
“Apostasía
vaticana”
https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn
Carta publicada en “Le Concile et Teilhard,
l’Éternel et l'Humain”, M. Gorce, Neuchâtel, 1963, pp. 196-198. Recomiendo
sobre el tema la lectura de “La cosmovisión de Teilhard de Chardin”, R. P.
Julio Meinvielle, 1960: https://gloria.tv/post/VG8ivVrFnYBg2qmyRptVrM7sD