Primera Parte
Como está visto que nuestros compatriotas quieren
cumplir o sí o sí con el sacro deber cívico de tirarse unos tiritos a la ruleta
electoralera; y como está más y peor visto que del rebaño sufraguero no escapan
los más próximos, allegados, cercanos o semejantes. Como está tristemente
visto, al fin, que aún entre estos amigos de la vida quedan indecisos,
dubitativos, vacilantes o irresolutos, les alcanzamos sin fines de lucro este
esquemático tutorial. Paso a paso, usted irá viendo con seguridad y calma, que
su decisión toma un rumbo certero y definido. Siga este tutorial y deponga
tranquilo su sufragio.
1) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a declarar que su elección carece de legitimidad de origen, por
basarse en todos los principios, normas y requisitos impuestos por un sistema
intrínsecamente perverso.
2) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a legitimar su ejercicio mediante la supresión violenta de la
democracia y la implantación de un gobierno lícito que asegure la conquista
efectiva del bien común completo.
3) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a llamar genocida al Estado de Israel, a toda la alianza
judeomasónica dominante, y a romper relaciones con nuestros agresores
históricos, a diestra y a siniestra. Sin que tiemble el pulso ni haya
indulgencia para los réprobos.Mientras estén robadas las Malvinas, nuestras
vinculaciones con el Reino Unido no pueden ser sino de hostilidad.
4) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a implantar la pena de muerte –por fusilamiento en la Plaza Mayor- a
toda la recua de traidores a Dios, a la Patria, al Orden Natural y al Orden Sobrenatural.
Sinn excluir de la lista a prelados, nuncios, clérigos, presbíteros, obispos o alcahuetes
de la Roma apostática.
5) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a hacer propias las palabras del insigne Don Juan Manuel de Rosas, en
su proclama de 1835: “Resolvámonos a combatir a estos malvados que han puesto
en confusión nuestra tierra. Persigamos a muerte al impío, al ladrón, al
homicida y, sobre todo, al pérfido y al ladrón que tengan la osadía de burlarse
de nuestra buena fe. Que de esa raza de monstruos no quede uno entre nosotros y
que su persecución sea tan tenaz y vigorosa que sirva de terror y espanto a los
que puedan venir en adelante”.
6) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a hacer propias las consignas del Gral. San Martín, escritas en el
Código de Honor del Reglamente de Granaderos a Caballos: “Todo el que
blasfemare del Santo nombre de Dios, o de su adorable Madre, e insultare la
Religión, por primera vez sufrirá cuatro horas de mordaza atado a un palo en
público por el término de ocho días, y por segunda vez, será atravesada su
lengua con un hierro ardiente y arrojado del cuerpo. Sea honrado el que no
quiera sufrir estas penas. La patria no es abrigadora de crímenes”.
7) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a asumir este dictamen certero de Pío XI, en la Quadragesimo Anno
(& 109), según el cual “la libre concurrencia se ha destruido a sí misma;
la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por consiguiente, al
deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada ambición de poderío; la economía
toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz”, desembocando en el “no
menos funesto y execrable imperialismo internacional del dinero, para el cual,
donde el bien, allí la patria”. Y a combatir entonces todas las pinzas nefastas
de ese funesto Imperialismo.
8) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a dinamitar el Congreso, a pasar la motosierra por todos los comités,
las guaridas partidocráticas, las unidades básicas, los lupanares
derechohumanistas, los templos de la usura y las logias masónicas. A demoler
sin piedad los antros donde conviven la ralea oficialista y la supuesta
oposición.
9) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a reivindicar oficialmente las dos guerras justas que libraron las
Fuerzas Armadas de la Nación en el siglo XX, y en consecuencia, a dejar en
libertad a aquellos prisioneros de guerra que fueran capturados desde 1983
hasta la fecha, y a enviar a prisión a los principales responsables de la
subversión y del terrorismo marxistas. Cómo se resarcirá, y no económicamente,
a aquellos específicos prisioneros de guerra capturados por la maldita
democracia, que han sido y son a la par guerreros de Malvinas.
10) Pregúntese cuál de los dos candidatos está
dispuesto a proclamar públicamente la Realeza Social de Nuestro Señor
Jesucristo. Y a obrar en consecuencia.
Si su respuesta es NINGUNO, pues entonces, lo invitamos
a darse cuenta de una vez por todas, de que los falsos opuestos, en rigor, son
la misma corrupción, similar náusea, idéntico relajo, análogo desquicio,
simétrica basura.
Lo invitamos a darse cuenta de que no hay solución
democrática; de que existe un quehacer político para el católico argentino. Ese
quehacer es posible, concreto, dinámico, operativo, amasado de realidades,
experiencias, instituciones naturales y personas de carne y hueso. La Iglesia
supo trazarnos ese camino, cuando estuvo encabezada por pontífices sabios. La
Historia nos ofrece esos ejemplos. Nuestros héroes encarnaron esa solución. Hay
vida política sin democracia; y la democracia es la muerte de la vida política.
Atrévase a convertirse en un contrarrevolucionario. A militar en la reacción. A
reemplazar la demoníaca mística democrática por una mística cristiana y criolla.
Segunda Parte
En vano se seguirá apostando a este Régimen,
ratificado por todas las variantes del sistema, hayan sido cualesquiera sus
protagonistas eventuales. En vano se continuarán las prácticas de un modelo
que, cada partido a su turno, demostró ser inviable para asegurar el bien
común. La democracia no puede dar sino lo que ha· dado: desnudez,
desarraigo, esclavitud y muerte. Mas no están cerradas las puertas de la esperanza,
si se acude a Nuestro Señor Jesucristo, para que con su Divina Realeza arroje
al demonio llamado <Multitud> ( que significativamente con ese nombre
aparece en Ls. 8, 26-30) a una piara de cerdos, y éstos a su vez, como lo narra
el Evangelio, se arrojen a un despeñadero para que el agua se los trague.
Dostoievsky supo imaginar a uno de sus Endemoniados,
convirtiéndose al final de sus días, y haciéndose leer el pasaje de San Lucas
sobre el poseso de Gerasa, para terminar como el gerasiano, libre y sano,
sentado a los pies del Señor contemplando sus enseñanzas. En la ocasión dice el
anciano contrito: "los demonios que salieron de ese hombre enfermo para
entrar en los puercos, son todas las plagas, suciedades, miasmas y delitos que
se han juntado en nuestra querida y amada patria, la que al final, se
desembarazará de todas las impurezas y podredumbres que hoy la hacen sufrir,
porque ellas mismas querrán entrar en los puercos. Y entonces la enferma patria
se sentará a los pies de Jesús y todos la mirarán con asombro, como asombrados contemplaron
los gerasenos al endemoniado aquel que curado escuchaba al Divino Maestro”
Una vez más surge con nitidez el significado de
nuestra lucha: contra Multitud, por el Reinado de Jesucristo . Y una vez
más la apuesta empecinada, a que de las cenizas surgirá el rescate. Porque las
aquí mentadas, no son las pavesas de las urnas roñosas, sino las reliquias de
ese renovado y eterno primer Miércoles de Cuaresma.
La “mística democrática”, enseñaba Martínez Villada,
se sostiene en el fraude moral, según el cual, el demócrata se sabe bueno
porque se siente bueno, creyendo en “la efusión purificadora de los fraudes electorales”.
“La democracia es incorregible y recae y se despeña en extravíos; carece de luz
porque ha renunciado a la inteligencia”.
La mística del católico, en cambio, parte y se dirige
hacia la Luz. Teniendo lumbre al comienzo y al final del camino, es más fácil arremeter,
abalanzarse y embestir. Nuestra esperanza cuenta con la ventaja de la
inextinguible luminosidad teofánica. “No es bueno el blandito, sino el justo
misericordioso”, diferenciaba Fray Petit de Murat con aquilatada sabiduría.
“Los blanditos llegan a hacer horribles males, porque dejan que se caiga una
casa encima y no quieren contrariar a nadie. Es la ignavia”. Cuidado entonces,
mucho cuidado, con que la necesaria y legítima perspectiva parusíaca nos haga
caer en la ignavia.
No necesitamos engañarnos ni engañar a nadie respecto
de nuestros poderes, que no son tales temporalmente hablando. No necesitamos nutrirnos
de ilusiones vanas respecto de conquistas terrenas, que tal vez no lleguen.
Pero necesitamos ser inclaudicablemente fuertes y esperanzados. Y no es poca
cosa, ni tarea para cobardes.
En su confortadora encíclica Spe Salvi, Su
Santidad Benedicto XVI –que no elude el tema de la adversidad política, tan
cercano a nuestra propia experiencia- memora un texto del Sermón 340 de
San Agustín, que parece contener toda una respuesta al qué hacer, en las actuales
circunstancias. Explica allí el de Hipona que una misión se ha impuesto:
“corregir a los indisciplinados, confortar a los pusilánimes, sostener a los
débiles, refutar a los adversarios, guardarse de los insidiosos, instruir a los
ignorantes, estimular a los indolentes, aplacar a los soberbios, apaciguar a
los pendencieros, ayudar a los pobres, liberar a los oprimidos, mostrar
aprobación a los buenos”.
Todavía hay quienes se preguntan qué tenemos que
hacer. Pues varias tareas pendientes y por delante surgen del texto precitado.
Es cuestión de encararlas, una a una, sin quejas ni desmayos. Sabiendo que quien
tal cometido se propone, ya está en posesión de una alegría elegida y alta. Una
alegría que no puede empañar el rejunte de penurias diariamente padecidas.
Porque ella –según cita preciosa, traída a colación por el mismo Benedicto XVI-
es “una bienaventuranza que atraviesa felizmente las batallas con una rosa en
la mano”.
Sólo y principalmente en esta dimensión sobrenatural,
alcanzará su pleno significado nuestro amor a la patria, nuestro quehacer
político, nuestra insistencia en proseguir, a pesar de los pesares. Sólo y principalmente
en esta dimensión sobrenatural alcanzará su pleno significado aleccionador y
confortador, aquel soneto de Manuel de Sandoval (citado lo encontré por Blas
Piñar) que nos invita a no desfallecer :
“Lo que no logres hoy, quizá mañana
lo lograrás; no es tiempo todavía.
Nunca en el breve término de un día
madura el fruto, ni la espiga grana.
No son jamás en la labor humana
Vano el afán ni inútil la porfía;
el que con fe y valor lucha y porfía
los mayores obstáculos allana.
Trabaja y persevera, que en el mundo
nada existe rebelde ni infecundo
para el poder de Dios o de la idea.
Hasta la estéril y deforme roca
es manantial cuando Moisés la toca
y estatua cuando Fidias la golpea.”
Antonio Caponnetto
La democracia no está enferma, la democracia es la enfermedad.
ResponderBorrarEsteban Nieves
A los que se dicen católicos o se creen tal, sobre todo luego del CVII, se deberían preguntar y si están con Cristo o contra Cristo, seguramente responderán que están con Cristo, pero que respecto a temporal es del Cesar la política y el quehacer de lo temporal. No aceptan la realidad de que el Cesar, no es Dios, por lo que el mismo Cesar, y sobre todo El, fautor de las leyes naturales, debe darle a Dios que le corresponde, es decir todo.
ResponderBorrarExacto !!!
BorrarAdonde quiere llegar con su planteo?, ningún católico dice que el Cesar es Dios, eso lo creían los paganos hace 2000 años.
BorrarAcaso San Martín no fue masón?
ResponderBorrarno
BorrarDe acuerdo en todo conceptualmente hablando y también en términos prácticos. Pero la empiria tiene tiempos de sucesión, el concepto no, aunque la guie. Cualquier acción que se tome el día de las elecciones (CUALQUIER ACCION) tendrá repercusión en el resultado. No importa si vota a uno u otro, si impugna, o si se queda en casa, toda acción tendrá repercusión y esa acción es responsabilidad de cada quien. Esto es así, no hay refutabilidad lógica o coherente posible. Por tanto, por cualquier acción deberemos pedir perdón al Señor si no hay opción buena, porque aun no queriendo hacer, y aun no haciendo, sabremos que hacemos y que esa acción conduce a uno de los lados. La encrucijada esta puesta por el enemigo y no es posible escapar. Se debe actuar con valentía y honestidad, tomando una decisión, pidiendo perdón y poniendo el futuro en manos de la Divina Providencia.
ResponderBorrarCapponetto dice tantas verdades argumentadas con tal belleza estilística pero lamentablemente tiene entre sus lectores y seguidores a esos católicos tradicionales ligths que más allá de un "Viva Cristo Rey" vitoreado en sus conferencias jamás saldrán de la comodidad de sus burguesas y apacibles vidas para dar la batalla decisiva, porque aunque digan no ser de este mundo lo disfrutan tanto o más que un libertino.
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