Nota introductoria: Éste es un viejo artículo[1], escrito en diciembre de 2016, nunca publicado antes de modo independiente, que he decidido desempolvar, en atención a la tristísima actualidad romana por todos bien conocida[2]. Que el dúo siniestro de falsos pastores que se dedica a escandalizar al mundo desde el Vaticano sea oriundo de nuestra tierra argentina debería hacernos reflexionar profundamente acerca de la incalificable, la vergonzosa, la atroz decadencia espiritual, intelectual y moral en que se halla sumido nuestro país. Sin mencionar la ominosa actualidad política, que también es de público conocimiento[3]. Creo que ésta es una circunstancia propicia para humillarnos compungida y sinceramente ante Dios, para implorar tanto por nuestra Patria devastada como por la Santa Iglesia, cada vez más ultrajada y desfigurada por los herejes modernistas que ocupan la Santa Sede.
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« El
hombre bueno saca el bien del buen tesoro que tiene en su corazón; mas el
hombre malo, de su propia maldad saca el mal; porque de la abundancia del
corazón habla la boca. » (Lc 6, 45)
Francisco concedió una
nueva entrevista[4],
a fines de noviembre de 2016, al semanario “católico” belga Tertio, con motivo del fin del Jubileo de la Misericordia, en el
transcurso de la cual se refirió, entre otros temas, a la laicidad, al CVII y a
los medios de comunicación.
Como era de esperar,
Bergoglio prosiguió imperturbable en su funesta tarea de agitador social y de
fermento revolucionario, tarea que visiblemente le fue asignada por los
enemigos de Dios que lo propulsaron al pontificado y que él se encarga de
ejecutar de manera ejemplar desde aquel fatídico 13 de marzo de 2013.
Su prolífico y envenenado
pseudo magisterio mediático es una de sus armas preferidas para generar caos y
provocar el desánimo en las filas de los confundidísimos y desamparados fieles,
quienes, por cierto, se hallan en dicho estado con mucha anterioridad al
advenimiento del humilde misericordiador argentino…
Sé perfectamente que los
católicos « tradicionales » están completamente hartos de que se les
sigan presentando notas acerca de las interminables tropelías y maldades
pergeñadas por nuestro inenarrable compatriota. Si bien dudo que les vaya a
servir de algún consuelo, aprovecho para hacerles saber que yo lo estoy aún más
de tener que someterme a la rigurosa penitencia que supone la lectura cotidiana
de sus incalificables dichos y de la crónica incesante de sus acciones
maquiavélicas.
Hay que decirlo sin
ambages: tener que vivir en la era bergogliana, siendo consciente del
grado de iniquidad que ella conlleva, es algo que, para ser soportado,
requiere, además de un sistema nervioso de una solidez a toda prueba, un
auxilio extraordinario de la gracia divina, sin la cual uno caería infaliblemente
en el desaliento e, incluso, en la desesperanza y que, peor aún, podría
acarrear la pérdida de la fe.
Transcribo a
continuación, como es ya tristemente costumbre, una suerte de “Worst Of” de las falsedades y de los
engaños perpetrados por el blasfemador sudamericano en este último y lamentable
reportaje.
Periodista - […] ¿Cómo podemos ser al mismo tiempo
Iglesia misionera, saliendo hacia la sociedad, y vivir la tensión creada por
esta opinión pública?
Francisco - […] El Vaticano II nos habla de la autonomía
de las cosas o de los procesos o de las instituciones. Hay una sana laicidad,
por ejemplo, la laicidad del Estado. En general, el Estado laico es bueno. Es
mejor que un Estado confesional, porque los estados confesionales terminan mal.
Pero una cosa es laicidad y otra cosa es laicismo. Y el laicismo cierra las
puertas a la trascendencia: a la doble trascendencia, tanto la trascendencia
hacia los demás como, sobre todo, la trascendencia hacia Dios. O hacia lo que está
Más Allá. Y la apertura a la trascendencia forma parte de la esencia humana. Es
parte del hombre. No estoy hablando de religión, estoy hablando de apertura a
la trascendencia. Entonces, una cultura o un sistema político que no respete la
apertura a la trascendencia de la persona humana, poda, corta a la persona
humana. O sea, no respeta a la persona humana.
Según Bergoglio, el
problema del Estado laico moderno no es el de rehusar a Dios el culto que le es
debido por toda sociedad políticamente organizada, como siempre lo ha enseñado
el magisterio de la Iglesia, al igual que la subordinación de las leyes e
instituciones sociales a sus mandamientos, sino el hecho de « no respetar
a la persona humana », ya que se la estaría privando de la « apertura a la
trascendencia », la cual forma parte de la « esencia
humana ».
Este argumento
bergogliano priva a Dios de sus derechos y se basa exclusivamente en la
inmanencia vital de la naturaleza humana, cuyos actos, dirigidos a una vaga
« trascendencia », no deben ser coartados por el poder civil,
cualesquiera sean sus manifestaciones y fundamentos dogmáticos. Esta enseñanza,
huelga aclararlo, no es la de la Iglesia Católica, sino la del CVII en relación
a la libertad religiosa, al ecumenismo y al diálogo interreligioso. No es éste
el ámbito adecuado para probarlo, hay incontables libros y artículos que lo han
hecho durante el pasado medio siglo[5].
Además, resulta imposible
dejar de señalar la falsedad notoria que encierran las palabras de Bergoglio en
defensa de la « laicidad » revolucionaria: « Hay una sana laicidad, por ejemplo, la laicidad del Estado. En
general, el Estado laico es bueno. Es mejor que un Estado confesional, porque
los estados confesionales terminan mal. Pero una cosa es laicidad y otra cosa
es laicismo. »
La « laicidad »
moderna no se distingue del « laicismo » sino en una diferencia de
grado en la animosidad hacia la Iglesia por parte del Estado, pero el principio
subyacente es exactamente el mismo, a saber, el de separar a la Iglesia del Estado,
desligando a este último de su deber de religión hacia Dios y eximiéndolo de
respetar en sus leyes e instituciones los mandamientos divinos y la doctrina
social de la Iglesia.
Sostener que el Estado
laico es bueno, mejor incluso que el Estado católico, es una mentira colosal. Y
pretender que los Estados confesionales « terminan mal » es un
argumento tan falaz como históricamente ridículo, ya que, cuando esto ocurrió,
no se debió al caracter confesional del Estado, sino a la tarea de destrucción
perpetrada tanto en su seno como desde el exterior por los enemigos de la
Iglesia (por ejemplo, en los casos de la « Reforma » protestante y de
la Revolución « Francesa »). Sin mencionar el hecho de que los
regímenes revolucionarios más emblemáticos del siglo XX, (el comunismo y el
nazismo), perfectamente laicos, también terminaron mal…
El número de documentos
magisteriales que demuestran fehacientemente la impostura de la doctrina
conciliar proclamada por Francisco es inmenso; a guisa de ejemplo, he aquí un
pasaje de la encíclica Quas Primas[6], por la
cual Pío XI instituyó la solemnidad de Cristo Rey en 1925:
« La celebración de esta fiesta, que se renovará cada
año, enseñará también a las naciones que el deber de adorar públicamente y
obedecer a Jesucristo no sólo obliga a los particulares, sino también a los
magistrados y gobernantes. A éstos les traerá a la memoria el pensamiento del
juicio final, cuando Cristo, no tanto por haber sido arrojado de la gobernación
del Estado cuanto también aun por sólo haber sido ignorado o menospreciado,
vengará terriblemente todas estas injurias; pues su regia dignidad exige que la
sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios
cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora
finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectitud
de costumbres. »[7]
Pero volvamos a la
entrevista con el semanario Tertio:
Periodista: - A nosotros nos parece que usted está
indicando el Vaticano II en los tiempos de hoy. Nos va indicando caminos de
renovación en la Iglesia. La Iglesia sinodal… En el sínodo explicó su visión la
Iglesia del futuro. ¿Podría explicarlo para nuestros lectores?
Francisco: - La “Iglesia sinodal”. Tomo esta palabra. La
Iglesia nace de las comunidades, nace de la base, de la comunidad, nace del
bautismo, y se organiza en torno a un obispo que la convoca, le da fuerza. El
obispo que es sucesor de los apóstoles. Esta es la Iglesia. Pero en todo el
mundo hay muchos obispos, muchas iglesias organizadas, y está Pedro. Entonces,
o hay una Iglesia piramidal, donde lo que dice Pedro se hace, o hay una Iglesia
sinodal, donde Pedro es Pedro, pero acompaña a la Iglesia y la hace crecer, la
escucha; más aún, él aprende de eso, y va como armonizando, discerniendo lo que
viene de las iglesias, y lo devuelve. La experiencia más rica de esto fueron
los dos últimos sínodos. Ahí se escuchó a todos los obispos del mundo, con la
preparación; a todas las iglesias del mundo: las diócesis, trabajaron. Todo ese
material vino. Después volvió. Y volvió una segunda vez al segundo sínodo para
completar esto. De ahí salió Amoris Laetitia. Es curioso la riqueza de la
diferencia de matices. Es propio de la iglesia. Es unidad en la diferencia. Eso
es sinodalidad. No bajar de arriba a abajo, sino escuchar a las iglesias,
armonizarlas, discernir. Entonces, hay una exhortación postsinodal, que es
Amoris Laetitia, que es el resultado de dos sínodos, donde trabajó toda la
Iglesia, y que el Papa hizo suya. […]
La « iglesia
sinodal » bergogliana, en la que existen « diferencias de
matices », contrapuesta a una « Iglesia piramidal, donde lo que dice
Pedro se hace », una Iglesia que « nace de la base » y de la
cual Pedro « aprende », ciertamente no es la Iglesia Católica. En el
catolicismo, todos los sínodos (concilios, asambleas), ya sean ecuménicos,
provinciales o locales, son reuniones celebradas bajo la autoridad eclesiástica
correspondiente (papa, arzobispo, obispo), para tratar asuntos relacionados con
la fe, la moral o la disciplina, y su legitimidad proviene de la promulgación
efectuada por la autoridad jerárquica, de ningún modo de « la base »[8].
Y esto vale incluso para el caso atípico del llamado « sínodo de
obispos » creado por Pablo VI en 1965, « en
respuesta a los deseos de los padres del Concilio Vaticano II de mantener vivo
el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar », dado
que, como lo afirma el Código de Derecho Canónico conciliar, « el sínodo de los Obispos está
sometido directamente a la autoridad del Romano Pontífice »[9].
La dialéctica utilizada
por Francisco oponiendo una « Iglesia sinodal » (democrática, surgida
de « la base ») a una « Iglesia piramidal » (monárquica,
fundada en la roca infalible que es Pedro), es falsa y claramente
revolucionaria. Para disipar las pestilentes falacias bergoglianas basta con
leer la constitución dogmática Pastor
Aeternus, del Concilio Vaticano celebrado en el año 1870, de la cual
reproduzco un pasaje en nota al pie de página[10].
Periodista: - En Cracovia usted ofreció a los jóvenes
impulsos preciosos. ¿Cuál sería un mensaje particular para los jóvenes de
nuestro país?
Francisco: - Que no tengan miedo, que no tengan vergüenza
de la fe, que no tengan vergüenza de buscar caminos nuevos. Hay jóvenes que no
son creyentes: no te preocupes, buscá el sentido a la vida. A un joven yo le
daría dos consejos: “buscar horizontes” y “no te jubiles a los 20 años”. Es muy
triste ver un joven jubilado a los 20-25 años. Buscá horizontes, seguí adelante
y seguí trabajando en esta tarea humana.
Perdón, pero ¿cuáles son
esos « caminos nuevos »? ¿Desde cuándo los cristianos dicen a los
ateos que « no se preocupen »? Y además, sugerir a quienes deciden
prescindir de Dios que busquen « el sentido a la vida », no resiste
el menor análisis: hay gente que encuentra sentido para sus vidas en el budismo,
el psicoanálisis, la astrología o el anarquismo, para no mencionar más que
algunos ejemplos entre mil. Los sentidos que la gente puede encontrar a su
existencia son múltiples, como múltiples son el error y la mentira. Pero la
verdad es una sola, y se llama Jesucristo. Esto es elemental. Y no decirlo a un
ateo, es sencillamente criminal, sobre todo si se trata de un eclesiástico, y, a fortiori, del « Papa »[11].
Reflexionemos acerca de
los dos consejos que Francisco daría a un joven. El primero es « buscar
horizontes ». Se repite aquí el patrón pluralista y relativista de los
« caminos nuevos » y del « buscar sentido a la vida »: para
cada cual su « sentido », su « camino », su
« horizonte ». Mientras se trate del camino de « uno
mismo », y que eso a uno lo haga « feliz », no hay ningún
problema, no hay de qué « preocuparse ». Imposible no relacionar este
consejo con el primero de los « diez mandamientos » bergoglianos
para ser feliz: « vivir y dejar vivir es el primer paso hacia la paz y la
felicidad »[12], un monumento a la impiedad que habría cortado la respiración y sumido
en la estupefacción más absoluta a cualquiera de los « herejes
históricos » del cristianismo…
El segundo consejo es
más de la misma cantinela naturalista y subjetivista: no
« jubilarse » antes de tiempo, es decir, ser un eterno adolescente
que se pasa la vida buscando, sin encontrar nunca nada o, cuando menos, nunca
nada « definitivo » o « dogmático », porque lo importante
es el « camino » que se recorre, es decir, lo que surge del
individuo, las propias ideas, deseos e iniciativas, no una « verdad
extrínseca » (« heterónoma », diría un kantiano) a la que haya
que someter el entendimiento y conformar las acciones. Lo único que cuenta es
lo « auténtico », lo « autónomo », lo que surge de la
propia interioridad, sin que haya que adherir nunca a una verdad objetiva,
exterior al sujeto, firmemente establecida y que pudiera ser « discriminante »,
susceptible de levantar « muros » en vez de erigir
« puentes », como ésas tan « odiosas » que siempre enseñó
con meridiana claridad el magisterio de la Iglesia…
Retomemos el hilo de la
entrevista:
Periodista: - Una última pregunta, Santo Padre, una
opinión sobre los medios de comunicación.
Francisco: - […] Y una cosa que puede hacer mucho daño
en los medios de comunicación es la desinformación. Es decir, frente a
cualquier situación decir una parte de la verdad y no la otra. ¡No! Eso es
desinformar. Porque vos, al televidente, le das la mitad de la verdad. Y por
tanto no puede hacer un juicio serio sobre la verdad completa. La
desinformación es probablemente el daño más grande que puede hacer un medio.
Porque orienta la opinión en una dirección, quitando la otra parte de la
verdad.
La desfachatez de este
hombre supera la imaginación más afiebrada: porque ¿qué otra cosa ha hecho él
desde el mismísimo día de su elección sino desinformar, confundir y desorientar
sistemáticamente a los fieles?
Por poner un ejemplo de acuciante
actualidad, la exhortación apostólica Amoris
Laetitia, ¿no es acaso un intento notorio de desinformación en relación a
la naturaleza indisoluble del matrimonio y una incitación velada a profanar los
sacramentos de la penitencia y la eucaristía? Y el silencio ensordecedor que
guarda ante las dubia expresadas por
cuatro cardenales acerca de este tema, ¿no representa una voluntad manifiesta
de cultivar el caos y la confusión que él mismo creó con ese documento
escandaloso?
El pseudo magisterio
bergogliano no es más que una cínica empresa consagrada por entero al engaño
metódico de los creyentes, a través de la difusión de los errores más
perniciosos, entremezclados con algunas verdades a los efectos de que pasen
desapercibidos para la inmensa mayoría.
Francisco: -
Y después, los medios yo creo que tienen que ser muy limpios, muy limpios y muy
transparentes. Y no caer -sin ofender, por favor- en la enfermedad de la… (sigue
un término inmundo que prefiero no citar):
que es buscar siempre comunicar el escándalo, comunicar las cosas feas, aunque
sean verdad. Y como la gente tiene la tendencia a la… (nuevo término
inmundo irrepetible), se puede hacer
mucho daño. […]
En esta frase Bergoglio,
en su malicia infinita, tras haber ensalzado la « limpieza »
(relacionada inevitablemente con la pureza), utilizó dos de los vocablos más
obscenos y chocantes que yo haya visto nunca, pero, eso sí, lo hizo « sin ofender, por favor » (!!!)…
La boca pútrida del impío blasfemador argentino vomitó dos términos que
pertenecen a la jerga psiquiátrica relativa a las perversiones sexuales y que
designan dos de las depravaciones más espantosas que se puedan concebir[13].
En toda mi vida, a Dios gracias, no había tenido jamás la desagradable
experiencia de leerlos ni de oírlos, y menos aún, de tener que recurrir a un
diccionario para descubrir su espeluznante significado. Lo que la decadente
sociedad moderna, propagadora de toda suerte de aberraciones, no había logrado
infligir a mi alma a lo largo de mi prolongada existencia, Bergoglio se las
ingenió para hacerlo en un solo instante, a través de su enésima entrevista,
digna ésta de una de esas malditas « publicaciones » que son
« legales » en régimen demoncrático,
y que hacen de la impureza un culto y de la procacidad un estilo de vida.
Me permito recordar que
este individuo pasa a los ojos del mundo por ser nada menos que el Vicario de Jesucristo en la tierra (!!!):
¿Podría alguien imaginar un solo segundo a Nuestro Señor empleando
semejante lenguaje durante sus prédicas?
Considero importante
recalcar que no nos encontramos ante un vocabulario meramente familiar,
empleado de manera desafortunada, ni tan siquiera ante un léxico simplemente
vulgar o grosero. No, aquí estamos hablando del uso lúcido y voluntario de un
vocabulario técnico, muy preciso, referido a horribles desviaciones de orden
psíquico y moral, a realidades del submundo lúgubre y pecaminoso de las depravaciones
sexuales, a comportamientos inmundos que no deberían jamás venir a la mente, ni
que decir a la boca, de cualquier cristiano. ¡Qué digo! No ya de un simple
cristiano, sino de cualquier persona en la que subsista una mínima dosis de
pudor y la decencia más elemental.
Imaginemos por un momento
el escándalo potencial que esta frase podría provocar en un niño que la leyera
y que, intrigado por estos términos tan extraños y completamente desconocidos,
recurriese a un buscador de internet para conocer su significado, siendo así
introducido brutalmente a la subcultura de las perversiones sexuales, al mundo
de la impureza más cruda, y eso, ni más ni menos que de la mano del
« Santo Padre »…
De hecho, como sucede con
todas las odiosas provocaciones de Bergoglio, sus abominables declaraciones
fueron difundidas por la prensa de todo el mundo, de manera que las secuelas de
esta entrevista deben de ser inmensas.
Tengamos presente la
tremenda amenaza proferida por Nuestro Señor contra hombres malvados como
Bergoglio, palabras que sin duda resultarán intolerables a los partidarios de
esos embustes colosales que son la « cultura del encuentro » y la
« misericordina » bergoglianas:
« Si
alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que creen en mí, sería
preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran
al mar » (Mc 9, 42).
Pero la soez eructación
bergogliana no es ocasión de escándalo solamente para los niños, que son, por
cierto, las víctimas más vulnerables y sin defensa alguna, sino también para
los lectores adultos, quienes se ven confrontados al hecho inaudito de tener
que padecer a un « Soberano Pontífice » que banaliza y divulga
masivamente términos tan abyectos.
Tal y como sucediera años
atrás, en otra de sus entrevistas, con el execrable término « gay »,
que Bergoglio legitimó, confiriéndole el rango de sinónimo de
« homosexual », cuando se
trata de una de las palabras emblemáticas empleadas por los ideólogos homosexualistas,
que asimilan engañosamente la « alegría » al vicio contranatura. Fue
aquélla una salida incalificable del impío porteño, quien se exclamó gozoso
ante las cámaras: « ¿Quién soy yo
para juzgar? », frase explosiva lanzada maliciosamente como una bomba
de tiempo ante los serviles escribas del sistema, la cual también dio
instantáneamente la vuelta al mundo, para beneplácito del lobby LGBT, el cual, en justa recompensa a sus
esmerados servicios, homenajeó a Francisco atribuyéndole el dudoso honor de ser
elegido Hombre del Año 2013 por la
revista sodomítica estadounidense The
Advocate.
Creo que ya es
sobradamente tiempo de decir las cosas con claridad, por duras que sean y duela
esto a quien le duela. En esta sociedad aseptizada en la que impera el
terrorismo intelectual de una « corrección política » tácita pero
unánimemente observada, por la que se busca « normalizar » todas las
depravaciones habidas y por haber, a la vez que exonerar de toda condena
jurídica y social a los perpetradores del mal erigido en « derechos »
fantasiosos e interminables, es de una necesidad absoluta llamar « al pan,
pan, y al vino, vino ».
Así pues, me resulta
imposible concluir esta nota sin antes declarar pública y formalmente que Jorge
Mario Bergoglio, el falso profeta que ocupa actualmente la Sede de San Pedro,
lobo voraz disfrazado de oveja, pornógrafo insensato y enemigo mortal de toda
forma de pudor y de decencia, es un encarnizado enemigo de Dios, de Nuestro
Señor Jesucristo, de la Iglesia y de la salvación de las almas, un solícito
precursor del Anticristo y el legítimo Vicario de Satanás en la tierra…
« Proclama
la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda
paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán
la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con
un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de
la verdad y se volverán a las fábulas. » (2 Tim 4, 2-4)
Para más información:
“Diez años con Francisco”
https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM
Novedad editorial:
“Apostasía vaticana”
https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn
Mis blogs:
Miles
Christi: https://gloria.tv/Miles%20-%20Christi
Super Omnia
Veritas: https://gloria.tv/user/uCZ9iiNQ3eKS1zgLg6MSCmbjY
Miles
Christi English: https://gloria.tv/Miles%20-%20Christi%20-%20English
[1] Publicado aquí el 09/01/2024: https://gloria.tv/post/CDajPT6TQnuC1PovwSVaRW8Ft
[2] “El Vaticano bendice la sodomía”: https://gloria.tv/post/BgvkYWfSKY3n4NRxHpivtTcpq - “El Prefecto pornógrafo”: https://gloria.tv/post/Gof1GDxwagXv4Rw9GhtoUhPNS - https://adelantelafe.com/declaracion-de-mons-vigano-a-proposito-del-escandaloso-libelo-la-pasion-mistica/
[3] “Milei y el transhumanismo”: https://gloria.tv/post/BgvkYWfSKY3n4NRxHpivtTcpq - “Milei y el matrimonio
igualitario”: https://gloria.tv/post/3XCQR8ZqfK264z4qtfTkPyGH3 - “Milei, por sí o por no, ¿es
Jesús el Mesías de Israel y el redentor del género humano?”: https://gloria.tv/post/saFUN4uKRfeh1orwh9ZNJHyjm#25 - “El nuevo gobierno argentino
promueve la Agenda 2030 y el cambio climático”: https://gloria.tv/post/h1ed7EkxWUWw3umFXKTrYMZzh#15
[4] https://www.aciprensa.com/noticias/texto-entrevista-al-papa-francisco-en-el-semanal-catolico-belga-tertio-72704/
[5] Leer a tal efecto, por ejemplo, a
Monseñor Lefebvre, al Abbé Georges de Nantes o a Romano Amerio, entre otros
autores.
[6] http://w2.vatican.va/content/pius-xi/es/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_11121925_quas-primas.html
[7] Y añadimos igualmente este breve
pasaje de la encíclica Inmortale Dei,
del año 1885, en la cual León XIII expone los principios que los Estados deben
observar en materia religiosa: « Constituido
sobre estos principios, es evidente que el Estado tiene el deber de cumplir por
medio del culto público las numerosas e importantes obligaciones que lo unen
con Dios. La razón natural, que manda a cada hombre dar culto a Dios piadosa y
santamente, porque de El dependemos, y porque, habiendo salido de Él, a El
hemos de volver, impone la misma obligación a la sociedad civil. Los hombres no
están menos sujetos al poder de Dios cuando viven unidos en sociedad que cuando
viven aislados. La sociedad, por su parte, no está menos obligada que los
particulares a dar gracias a Dios, a quien debe su existencia, su conservación
y la innumerable abundancia de sus bienes. Por esta razón, así como no es
lícito a nadie descuidar los propios deberes para con Dios, el mayor de los
cuales es abrazar con el corazón y con las obras la religión, no la que cada
uno prefiera, sino la que Dios manda y consta por argumentos ciertos e
irrevocables como única y verdadera, de la misma manera los Estados no pueden
obrar, sin incurrir en pecado, como si Dios no existiese, ni rechazar la
religión como cosa extraña o inútil, ni pueden, por último, elegir
indiferentemente una religión entre tantas. Todo lo contrario. El Estado tiene
la estricta obligación de admitir el culto divino en la forma con que el mismo
Dios ha querido que se le venere. Es, por tanto, obligación grave de las
autoridades honrar el santo nombre de Dios. »
[9] http://www.iuscanonicum.org/index.php/organizacion-eclesiastica/organizacion-de-la-iglesia-universal/175-organizacion-y-desarrollo-del-sinodo-de-los-obispos.html
[10] Capítulo 3. Sobre la naturaleza y
carácter del primado del Romano Pontífice.
Y así, apoyados por el claro testimonio de la Sagrada Escritura, y
adhiriéndonos a los manifiestos y explícitos decretos tanto de nuestros
predecesores los Romanos Pontífices como de los concilios generales, nosotros
promulgamos nuevamente la definición del Concilio Ecuménico de Florencia, que
debe ser creída por todos los fieles de Cristo, a saber, que «la Santa Sede
Apostólica y el Romano Pontífice mantienen un primado sobre todo el orbe, y que
el mismo Romano Pontífice es sucesor del bienaventurado Pedro, príncipe de los
apóstoles, y que es verdadero vicario de Cristo, cabeza de toda la Iglesia, y
padre y maestro de todos los cristianos; y que a él, en el bienaventurado
Pedro, le ha sido dada, por nuestro Señor Jesucristo, plena potestad para
apacentar, regir y gobernar la Iglesia universal; tal como está contenido en
las actas de los concilios ecuménicos y en los sagrados cánones». Por ello
enseñamos y declaramos que la Iglesia Romana, por disposición del Señor, posee
el principado de potestad ordinaria sobre todas las otras, y que esta potestad
de jurisdicción del Romano Pontífice, que es verdaderamente episcopal, es
inmediata. A ella están obligados, los pastores y los fieles, de cualquier rito
y dignidad, tanto singular como colectivamente, por deber de subordinación
jerárquica y verdadera obediencia, y esto no sólo en materia de fe y costumbres,
sino también en lo que concierne a la disciplina y régimen de la Iglesia
difundida por todo el orbe; de modo que, guardada la unidad con el Romano
Pontífice, tanto de comunión como de profesión de la misma fe, la Iglesia de
Cristo sea un sólo rebaño bajo un único Supremo Pastor (Jn 10,16). Esta es la
doctrina de la verdad católica, de la cual nadie puede apartarse de ella sin
menoscabo de su fe y su salvación. http://www.es.catholic.net/op/articulos/19352/constitucin-dogmtica-pastor-aeternus.html#
[11] En la esfera espiritual, lo que realmente interesa a
« Francisco » no es la aceptación de Jesucristo como Mesías y
Salvador sino la deificación de la « conciencia » humana, erigida en
norma moral suprema de la vida, en desmedro del Evangelio y de los
Mandamientos. La misión de la Iglesia Conciliar Bergogliana, remedo
diabólico de la Esposa del Cordero (el famoso mysterium iniquitatis del que habla el Apóstol en 2 Tes 2, 7) no es
la de rendir el culto debido a Dios ni la de guiar a las almas al Cielo, sino
la de promover el culto del hombre libre, autónomo y desligado de toda norma
sobrenatural y trascendente: « Todo ser humano posee su propia visión del bien y
del mal. Nuestra tarea reside en incitarlo a seguir el camino que el considere
bueno (…) No dudo en repetirlo: cada uno tiene su propia concepción del bien y
del mal, y cada uno debe escoger seguir el bien y combatir el mal según su
propia idea. Bastaría eso para cambiar el mundo. » Entrevista con Eugenio Scalfari del 24 de septiembre
de 2013, publicado el 1 de octubre en La
Repubblica.
[12] Respondiendo al periodista
Pablo Calvo para la revista Viva el 7
de julio de 2014.
[13] Luego me enteraría de que no había
sido ésta la primera vez en que Bergoglio se complacía en difundir estos
términos escandalosos e indignos en la boca de un cristiano durante sus
entrevistas:
1. http://www.renewamerica.com/columns/engel/131110#ref24
-
Le agradezco mucho la publicación. Un cordial saludo en Cristo y María.
ResponderBorrarEste individuo persiste en atacar al santo padre.
ResponderBorrarLo siento mucho, sucede que el "Santo Padre" persiste en demoler la fe católica...
BorrarEl Papa Francisco lleva 10 años y pico intentando poner a la Iglesia católica en modo Evangelio de Jesús y de sus ‘vicarios’, los pobres.
BorrarEl mundo entero reconoce su labor y le proclama como la máxima autoridad moral del planeta. A la Iglesia, siempre reacia a los cambios, le cuesta más asumir sus reformas, pero la inmensa mayoría las acepta y las trata de implementar en un proceso sinodal inédito en la historia de la institución, que culminará este año 2024.
Una pequeña minoría eclesial, integrada fundamentalmente por los rigoristas de todo tipo y condición, se la tiene jurada.
Que extraño que un Papa quiera "demoler" la fe católica, iría contra sus propios intereses, le gusta comer vidrio al Papa.
BorrarNo es algo extraño, sucede que los modernistas no son verdaderos católicos, aunque a diferencia de otros herejes, ellos adoptan la estrategia de no dejar la Iglesia, pues su objetivo es transformarla desde el interior, en conformidad con sus creencias gnósticas...
BorrarNo son creencias gnósticas, los gnósticos eran del cristianismo primitivo de los primeros siglos, son creencias modernistas, si siempre está invocando el modernismo, póngase de acuerdo con usted mismo.
BorrarEl modernismo no es sino la infiltración de la gnosis panteísta en la Iglesia contemporánea. Desarrollo el tema en la siguiente publicación:
Borrar"Ecumenismo,modernismo y apostasía: Un debate sobre la crisis conciliar"
https://gloria.tv/post/ZnZeLD7ToQNw4a8EN8VmHLfhM
El penteismo es una creencia erronea que sostiene que la naturaleza es Dios. Y yo he escuchado decir a sacerdotes que la naturaleza no es Dios, es una creación de Dios. Me parece que usted exagera con eso de la gnosis panteista.
BorrarLamentablemente, no es una exageración. Lea el artículo citado arriba, en donde explico el asunto. Los papas conciliares son fervientes admiradores de Teilhard de Chardin, que era abiertamente panteísta, puede consultar eso acá:
Borrarhttps://gloria.tv/post/kpjo9SAYhnqn1YM7HScvWZNZE
https://gloria.tv/post/iQjRW1QPHgGZ4GyYNdMcr4hLW