San Juan Bautista

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miércoles, 28 de febrero de 2024

Ecumenismo, modernismo y apostasía - Alejandro Sosa Laprida

 

Un debate sobre la crisis conciliar[1]

Alejandro Sosa Laprida - 20/02/2024

Juan Pablo II en la reunión interreligiosa de Asís en 1986

“Parece que hoy el diablo, en su rabiosa lucha contra nuestro Señor Jesucristo, contra la Iglesia y contra el Papa, lo está intentando todo y por eso ataca al Papa, pero no con las groseras vulgaridades y blasfemias de un Lutero (similares hoy a las de los lefebvrianos, o las de un Viganò, un Minutella, un De Mattei, un Valli, o, peor aún, con los desfogues mucho más vulgares de publicistas argentinos como Caponnetto, Sosa Laprida o Peretó Rivas), sino con refinadísima astucia, escondiéndose detrás de doctos y celantes colaboradores, una idea original y peligrosísima, algo que nunca el demonio se había atrevido a intentar; y parece tener un cierto éxito. El papado parece vacilar y ser sacudido por la herejía, un barco sacudido por olas terribles.”

La cita del epígrafe está tomada de un artículo publicado el 10 de febrero en el blog argentino Linum Fumigans, intitulada “Los pequeños grupos ideologizados”[2], cuyo autor es un sacerdote mendocino que utiliza el pseudónimo de Fray Filemón de la Trinidad, en donde analiza la crítica situación en que se encuentra la Iglesia, poniendo énfasis en lo que él considera ser el nefasto papel desempeñado por dos facciones enfrentadas ideológicamente pero complementarias en su funesto obrar anticatólico, a saber, el modernismo y el tradicionalismo preconciliar. Ambos bandos, según el autor,  desvirtuarían el magisterio de la Iglesia, ya sea interpretando el Concilio Vaticano II en clave “progresista”, o bien creyendo ver en él una ruptura substancial respecto al magisterio anterior.

El Padre Filemón, a lo largo de la intensa actividad intelectual desarrollada en su blog, se ha fijado el objetivo de desenmascarar las falacias de ambas posturas y de defender la ortodoxia tanto del concilio como del magisterio de los papas conciliares, incluyendo el de Francisco, del cual admite errores de orden prudencial, susceptibles de una crítica respetuosa que él no se priva de efectuar, pero dejando incólume la rectitud de sus enseñanzas magisteriales. Seguidamente proporciono el intercambio epistolar que he mantenido recientemente con él sobre el tema, pues estimo que podría ser de algún interés y utilidad para quienes se preocupan por las cuestiones teológicas, particularmente por el origen, la naturaleza y el alcance de la presente crisis eclesial post conciliar.[3]

TRANSCRIPCIÓN DEL DEBATE

Miles Christi - Estimado Padre: Que una persona culta e inteligente como usted no logre comprender el misterio de iniquidad instalado en Roma desde el CVII me resulta muy difícil de entender...

Padre Filemón - Estimado Miles Christi, ¿a qué se refiere usted con la expresión “misterio de iniquidad”? Y, supuesto eso, qué entiende al decir “instalado en Roma desde el CVII”?

 

Miles Christi - En sentido estricto, el misterio de iniquidad en su plenitud será la abominación desoladora en el lugar santo, es decir, el reinado universal del Anticristo, cuando se haga adorar públicamente, secundado por el falso profeta, quien le brindará legitimidad moral y religiosa ante la opinión pública mundial, y alentará a la humanidad a que acepte recibir la “marca de la bestia” en su mano derecha o en la frente. Ahora bien, a mi parecer, el modernismo triunfante en Roma desde el CVII, mediante -entre varios otros errores-, la libertad religiosa, el ecumenismo y el diálogo interreligioso, es una manifestación incipiente de dicho misterio de iniquidad, pues sienta las bases de una “religión de la humanidad” en la que se integran todos los cultos, considerados como caminos válidos y auténticos para vincularse con Dios, rendirle culto y estructurar la vida social. Este naturalismo e indiferentismo religioso ha sido particularmente visible en las diferentes reuniones interreligiosas por la paz de Asís, convocadas por los últimos tres papas, siempre alegando que su fundamento reside en la enseñanza contenida en los documentos conciliares.

 

El modernismo es, en el fondo, la infiltración de la primitiva gnosis luciferina del “seréis como dioses” -suerte de revelación diabólica contrapuesta a la revelación bíblica-, la que se ha transmitido desde la caída original hasta nuestros días, de múltiples formas (hermetismo egipcio, gnosticismo “cristiano”, cábala “judía”, neoplatonismo renacentista, rosacrucismo, spinozismo, hegelianismo, etc). El núcleo de esta doctrina es el panteísmo evolucionista, según el cual la divinidad toma conciencia de sí misma progresivamente, a través del desarrollo de su “creación/emanación”, en un lento pero continuo ascenso evolutivo, que va desde la materia inerte hasta la conciencia espiritual, la que tiene lugar, en su fase final, en el espíritu humano. De ahí que la condenación eterna sea negada, explícita o implícitamente, por la teología modernista              -la salvación universal[4], el infierno vacío, el cristianismo anónimo, etc-, pues una separación definitiva de la creatura respecto de la divinidad, en el marco de una visión monista del mundo, carece de sentido.

 

De ahí también que todas las “tradiciones religiosas” sean aceptables -aunque se admitan diversos “grados” de perfección y de precisión en la presentación teórica que efectúan del “misterio de la existencia humana”-, ya que ellas, en el fondo, no hacen sino orientar al hombre hacia la plena conciencia de su destino divino, expresando todas, con menor o mayor fortuna, nuestra naturaleza profunda, la que surge de la inmanencia vital de nuestras conciencias en vías de divinización.

 

Que esta experiencia primordial sea expresada por las diferentes religiones con sus propias herramientas conceptuales -inherentes a una cultura, un lugar y una época determinadas -, es algo normal, y no debe constituir un obstáculo para el desarrollo de la fraternidad humana y la unidad entre los diferentes cultos -evitando el riesgo de caer en el “sincretismo”, obviamente, nos aseguran con tono tranquilizador y aires de “ortodoxia” doctrinal, pero construyendo juntos un “mundo mejor” y cuidando entre todos la “casa común”-, pues lo que nos une es lo esencial y universal, mientras que lo que nos distingue y separa, es, en definitiva, algo accesorio, mudable, perfectible, relativo a cada cultura particular.

 

No me cabe duda que en este engaño reside la futura religión mundial del Anticristo. Estos falsos principios fueron entronizados en la Iglesia en el CVII, y luego, han sido aplicados y difundidos sistemáticamente por todos los papas conciliares. A eso me refiero cuando digo que el misterio de iniquidad está instalado en Roma desde el CVII…

 

Padre Filemón - Estimado Miles Christi, el análisis que usted hace del desarrollo del gnosticismo relacionable con las místicas panteístas orientales y que ha desembocado en el actual modernismo, me parece muy bien hecho y encuentra mi completo acuerdo. Me sorprende que usted no haya citado a la masonería esotérica, que es el centro propulsor y difusor de este programa mundial de instauración de una humanidad donde el ateísmo se conjuga con el panteísmo.

 

Por cuanto respecta a las doctrinas del Concilio Vaticano II, yo desde hace décadas, siguiendo el Magisterio de los Papas del postconcilio, en mis publicaciones siempre he denunciado la falsa interpretación del Concilio por obra del modernismo y en particular por obra de Rahner. Por eso, la verdadera interpretación del Concilio conduce a descubrir en los documentos del Concilio precisamente el antídoto a este programa diabólico de subversión de la humanidad en función anticrística.

El punto sobre el cual no estoy de acuerdo con usted es, por tanto, el siguiente: la trama que usted ha descripto como actuante contra la Iglesia, corresponde exactamente a cuanto dice san Juan en el libro del Apocalipsis. El error del análisis que usted ha propuesto, reside en el hecho de que, en lugar de ver en los Papas del postconcilio y en el propio Concilio precisamente el baluarte que Cristo opone al anticristo, usted, de modo similar a Lutero, confunde al Papa con el anticristo y, tal vez inconscientemente, es usted el que está trabajando para el anticristo, acusando al Concilio de una obra anticristiana, cuando en realidad es precisamente el Concilio el que nos ayuda a vencer al anticristo.

 

Miles Christi - Estimado Padre: Le agradezco su respuesta. Varias cosas. Es cierto, no mencioné a la masonería, pero la lista no pretendía ser exhaustiva. De todos modos, en un sentido amplio, la considero como una variante de la cábala, destinada a la iniciación de los gentiles. Conozco sus escritos sobre el modernismo, los he leído todos, con gran provecho, en especial, me han servido para descubrir el pensamiento de Rahner. Va de suyo que no coincido con Lutero en su opinión sobre el Papa, pues, como católico, obviamente, acepto la institución del Papado y reconozco al Vicario de Cristo en el legítimo Sucesor de San Pedro. Tampoco ignoro que la roca petrina constituye un baluarte contra las fuerzas anticrísticas y que lo mismo se aplica a un concilio ecuménico reunido bajo su autoridad. Todo esto es algo elemental.

Ahora bien, el problema se plantea al comprobar que los dichos y hechos de los papas conciliares -al igual que ciertas enseñanzas contenidas en los documentos del concilio-, están impregnados del ecumenismo modernista condenado por el magisterio preconciliar, en particular, en las encíclicas Pascendi y Mortalium Animos, de San Pío X y Pío XI. Y conste que por razones de brevedad dejo acá expresamente de lado otras cuestiones igualmente capitales, como ser la libertad religiosa[5], la colegialidad, la nueva eclesiología del “subsistit in”, la relación con el “mundo moderno”, el novus ordo montiniano[6], etc. Prefiero centrarme en el tema del “ecumenismo”, -entendido en sentido lato-, porque estimo que es donde la influencia del modernismo es más fácilmente identificable, incluso para el profano.

Así, por ejemplo, cualquier cristiano debería poder comprender sin mayor dificultad que sería algo completamente surrealista imaginar a un San Pablo invitando a los cultos idólatras de su tiempo a reunirse bajo su patrocinio para que cada cual invocara a la “divinidad” con vistas a obtener la paz en el mundo. Sin embargo, de modo inverosímil, eso fue lo que hicieron los últimos tres pontífices, fundamentando su gesto en las enseñanzas innovadoras de los documentos conciliares.

Un evento de estas características habría sido considerado anatema en cualquier otra época de la Iglesia previa al CVII, por el simple motivo de que no existe ningún documento del magisterio precedente ni ningún pasaje de la Sagrada Escritura que puedan ser invocados para justificar la realización de semejante abominación, mientras que sí existen infinidad de textos que se oponen frontalmente a un acto de esta naturaleza impía -tanto blasfema como herética, cuando menos, de manera implícita-.

El ecumenismo conciliar manifiesta el indiferentismo religioso propio del modernismo, según el cual todas las religiones, al surgir de la inmanencia vital de la conciencia humana, son necesariamente expresiones de religiosidad auténticas y medios legítimos para conocer y honrar a Dios. Ninguna es falsa ni mala “per se”, a lo sumo, podrán adolecer de defectos en el modo en que expresan el “sentimiento religioso” del que manan, pero esto no constituirá un obstáculo para vincularse con Dios, ninguna será reprobable moralmente y, mucho menos, merecedora de una prohibición legal.

Nos hallamos en la era de la total y absoluta libertad de cultos, considerada como un bien social, un derecho humano y un imperativo jurídico, no ya como una tolerancia prudencial, ejercida atendiendo a circunstancias particulares de tal época o lugar, en aras de mantener la paz social. Ésta es precisamente la enseñanza vigente en Roma desde el CVII, de nada sirve negar la evidencia, por dolorosa que sea, y es diametralmente contraria al magisterio preconciliar: “contra factum, non fit argumentum”. Esto es lo que, a mi entender, constituye la “gran apostasía” de la que habla San Pablo, aludiendo a ella como a un requisito necesario previo a la manifestación del Anticristo.

Cada cual tratará de explicar la crisis conciliar  como mejor pueda, mi parecer es el siguiente: Dios, en su sabiduría infinita, ha permitido que la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, haya sido entregada en manos de sus enemigos y haya iniciado su Pasión[7]                      -a semejanza de lo acaecido hace dos mil años con el cuerpo físico de Cristo, para luego resucitar glorioso al tercer día-. De aquí se desprenden algunas conclusiones: la situación actual es inédita y única, es forzosamente de índole escatológica y, por tanto, humanamente insoluble, pero, a la vez, muy esperanzadora, pues esto significa que la Parusía -sinónimo de resurrección-, no ha de estar muy lejos.

Tampoco el reino universal del Anticristo, por lo cual hay que vivir cotidianamente en profunda unión con Dios, sin perder la paz interior y sin dejarse turbar por los acontecimientos exteriores, que serán cada vez peores, hasta que el Juicio de las Naciones y el retorno triunfal de Nuestro Señor pongan un término a la iniquidad. El año pasado publiqué un libro sobre este asunto, intitulado “Apostasía vaticana: hacia la religión mundial del Anticristo”[8], se consigue en la librería Vórtice[9], de la ciudad de Buenos Aires, por si pudiera interesarle…

Para seguir leyendo, descargar el PDF:

https://drive.google.com/file/d/1fWwi-faRULBFOrjy7u1SisrRphIc-DJC/view

 

“Nolite errare: Deus non irridetur” Gal. 6, 7

 

 PARA MÁS INFORMACIÓN

“Diez años con Francisco”:

https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM

NOVEDAD EDITORIAL

“Apostasía vaticana”:

https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn

MIS BLOGS

Miles Christi: https://gloria.tv/Miles%20-%20Christi

Super Omnia Veritas: https://gloria.tv/user/uCZ9iiNQ3eKS1zgLg6MSCmbjY

Miles Christi English: https://gloria.tv/Miles%20-%20Christi%20-%20English

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[3] Hace cuatro años habíamos tenido otro interesante intercambio acerca del mismo  asunto, “Debate sobre la crisis eclesial”: https://gloria.tv/post/ikhsixMS6zNn38NPNS7E4YEQj - Un artículo relacionado con el tema: “Ayudemos al Santo Padre” - https://gloria.tv/post/RWaWjDfKZhxC4Bayz7T78chTH

[4] El fundamento se halla en Gaudium et Spes 22: “El Hijo de Dios con su encarnación se ha unido, en cierto modo, con todo hombre”, noción ampliamente desarrollada por Juan Pablo II:

I. “Cristo Señor ha indicado estos caminos sobre todo cuando -como enseña el Concilio- mediante la encarnación el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a todo hombre. […] Este hombre es el camino de la Iglesia, camino que conduce en cierto modo al origen de todos aquellos caminos por los que debe caminar la Iglesia, porque el hombre -todo hombre sin excepción alguna- ha sido redimido por Cristo, porque con el hombre -cada hombre sin excepción alguna- se ha unido Cristo de algún modo, incluso cuando ese hombre no es consciente de ello”. Redemptor Hominis n. 13/14.

II. “[…] debemos […] manifestar al mundo nuestra unidad […] en la revelación de la dimensión divina y humana […] de la Redención, en la lucha con perseverancia incansable en favor de esta dignidad que todo hombre ha alcanzado,  […] que es la dignidad de la gracia de adopción divina.” Idem, n. 11.

III. “Nace el Redentor del hombre. Con Él nace la humanidad nueva. Y con Él nace la Iglesia […] A la Iglesia, por su misión primordial, nacida con Cristo nacido, y recibida de Él con mandato solemne, incumbe defender la dignidad del hombre: de cada hombre -como he escrito en mi primera Encíclica-. Porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este misterio.” Discurso a la curia romana, 22-12-1979, n. 3. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/speeches/1979/december/documents/hf_jp-ii_spe_19791222_auguri-collegio.html

IV. “Cristo […] nos conoce con el conocimiento y con la ciencia más interior, con el mismo conocimiento con que Él, Hijo, conoce y abraza al Padre y, en el Padre, abraza la verdad infinita y el amor. Y, mediante la participación en esta verdad y en este amor, Él hace nuevamente de nosotros, en Sí mismo, los hijos de su Eterno Padre; obtiene, de una vez para siempre, la salvación del hombre: de cada uno de los hombres y de todos, de aquellos que nadie arrebatará de su mano... En efecto, ¿quién podría arrebatarlos?”  Homilía del 27-04-1980, n. 5. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/1980/documents/hf_jp-ii_hom_19800427_visita-parrocchia.html

V. “[…] como el Concilio Vaticano II recuerda, [el hombre] es la única criatura que Dios ha querido por sí misma y sobre la cual tiene su proyecto, es decir, la participación en la salvación eterna. No se trata del hombre abstracto, sino del hombre real, concreto e histórico: se trata de cada hombre, porque a cada uno llega el misterio de la redención, y con cada uno se ha unido Cristo para siempre a través de este misterio.” Centesimus Annus n. 5.

VI. “En el hecho de la Redención está la salvación de todos, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno Cristo se ha unido, para siempre, por medio de este misterio.” Redemptoris Missio n. 4.

VII. “Este rayo de la noche de Navidad […] es la chispa de luz más profunda de la humanidad a quien Dios ha visitado, esta humanidad acogida de nuevo y asumida por Dios mismo […] La naturaleza humana asumida místicamente por el Hijo de Dios en cada uno de nosotros, que hemos sido adoptados en la nueva unión con el Padre. La irradiación de este misterio se expande lejos, muy lejos; alcanza también aquellas partes o esferas de la existencia de los hombres en las que todo pensamiento acerca de Dios […] parece estar ausente.” Audiencia general, 27-12-1978, n. 1. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1978/documents/hf_jp-ii_aud_19781227.html

VIII. “La Eucaristía: el Sacramento de la Alianza del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, de la Alianza que es eterna. Esta es la Alianza que abarca a todos. Esta Sangre llega a todos y salva a todos.” Homilía, 06-06-1985, n. 7. https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/1985/documents/hf_jp-ii_hom_19850606_corpus-domini.html

Recomiendo al respecto la siguiente lectura: “El itinerario teológico de Juan Pablo II hacia la jornada mundial interreligiosa de oración por la paz en Asís”, por Johannes Dörmann. Descargar el PDF en mi blog en la entrada “Juan Pablo II profesaba la herejía de la salvación universal”: https://gloria.tv/post/6zthWmGbzH4c1khnBxDXRbRGf

 

[5] El Cardenal Ratzinger admite la ruptura doctrinal: “Si se desea presentar un diagnóstico del texto [Gaudium et Spes] en su totalidad, podríamos decir que, en unión con los textos sobre la libertad religiosa [Dignitatis Humanae] y las religiones del mundo [Nostra Aetate], se trata de una revisión del Syllabus de Pío IX, una especie de Anti-Syllabus.” Fuente: “Los principios de la teología católica”, París, Téqui, 1985, p. 426-427.

Esto es lo que dice el concilio: “El derecho a la libertad religiosa está realmente fundado en la dignidad misma de la persona humana, tal como se la conoce por la palabra revelada de Dios y por la misma razón natural. Este derecho (…) ha de ser reconocido en el ordenamiento jurídico de la sociedad de tal manera que llegue a convertirse en un derecho civil (…) no se funda en la disposición subjetiva de la persona, sino en su misma naturaleza. Por lo cual, el derecho a esta inmunidad permanece también en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y de adherirse a ella, y su ejercicio, con tal de que se guarde el justo orden público, no puede ser impedido.” Dignitatis Humanae n. 2

Esto es totalmente falso (nótese que, curiosamente, el documento no brinda ninguna cita bíblica ni magisterial en respaldo de su posición), además de blasfemo y herético, ya que se opone diametralmente al primer mandamiento: “Yo, el Señor, soy tu Dios (…) No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto” (Ex. 20, 2-5) y “Está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, sólo a Él darás culto” (Mt. 4, 10) Comparar ahora con este texto de DH n. 4: “(…) la naturaleza social, tanto del hombre como de la religión misma, exige las comunidades religiosas. A estas comunidades (…) se les debe (…) la inmunidad (…) para honrar a la Divinidad con culto público (…) Forma también parte de la libertad religiosa el que no se prohíba a las comunidades religiosas manifestar libremente el valor peculiar de su doctrina para la ordenación de la sociedad (…)” Sería interesante saber lo que dirían al respecto un Moisés o un San Pablo... https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651207_dignitatis-humanae_sp.html

[6] Al respecto, recomiendo la lectura del “Breve examen crítico del Novus Ordo Missae”, por los Cardenales Ottaviani y Bacci: https://gloria.tv/post/Y17HC6grqy3M3LgQnJNXQq2k1

[7] Recomiendo leer al respecto “El Concilio Vaticano II inició la Pasión de la Iglesia”: https://gloria.tv/post/h9BNFYZP1fZX3ch72xV8np9nd

[8] “Apostasía vaticana: hacia la religión mundial del Anticristo”: https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn

4 comentarios:

  1. Le agradezco mucho la publicación. Un cordial saludo en Cristo y María.

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    1. https://bibliaytradicion.wordpress.com/2013/01/30/precursores-y-peritos-del-concilio-o-de-la-preciosa-contribucion-al-vaticano-ii-de-teologos-condenados-por-la-iglesia-i-teilhard-de-lubac-danielou-y-von-balthasar/

      JUAN PABLO II: EL DISCIPULO DE LOS NUEVOS TEOLOGOS

      Nuestro último análisis concierne a la persona de Juan Pablo II. Cuando un Cardenal es partidario de la "nueva teología" es evidente que la Iglesia sufre y se lamenta por ello, pero cuando es el mismo Papa, entonces es una verdadera catástrofe. Si Pablo VI no se escondía en cuanto a su admiración por los "nuevos teólogos", Juan Pablo II se declara uno de sus discípulos. El teólogo alemán Johannes Dörmann nos lo dice en un libro reciente que acaba de publicar. Dórmann no es exactamente un tradicionalista, pero impresionado por la reunión de Asís de 1986, emprendió un trabajo sereno y objetivo en tomo a los discursos y escritos del Papa Wojtila. El Padre Dörmann nos dice que el error fundamental de Juan Pablo 11 consiste en afirmar que todos los hombres, consciente o inconscientemente, se encuentran en un estado de Redención efectiva, Redención llevada a cabo por Jesucristo, lo que significa que todos están salvados. El error proviene directamente de la "nueva teología" que glorifica al hombre hasta tal punto que introduce una confusión entre naturaleza y gracia. La naturaleza humana es tan maravillosa que por sí misma llega a lo "sobrenatural". Por lo tanto todo aquel que posee la naturaleza humana tiene también lo "sobrenatural", es decir la Gracia. Y así pues se puede afirmar que todos los hombres se encuentran en estado de Gracia y en consecuencia todos los hombres, por el solo mérito de ser hombres, están salvados. El Infierno existe, pero “vacío”, decía von Balthasar. De esta forma tenemos una visión nueva, y tan nueva, de la Iglesia, de la Revelación y de la Fe

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    2. Muchas gracias por el enlace a ese valioso artículo. Doy enlace al estudio del Padre Dörmann para los lectores del blog:

      "EL ITINERARIO TEOLÓGICO DE JUAN PABLO II HACIA LA JORNADA MUNDIAL INTERRELIGIOSA DE ORACIÓN POR LA PAZ EN ASÍS"

      https://gloria.tv/post/6zthWmGbzH4c1khnBxDXRbRGf

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    3. No se linkeó

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