1. Francisco y la cuestión del judaísmo -
15/06/2013
Bergoglio enciende una vela en la fiesta de
Hanukkah en una sinagoga de Buenos Aires[1]
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La
primera carta oficial de Francisco, enviada el mismo día de su elección, fue
dirigida al gran rabino de Roma, hecho por demás sorprendente. Acaso esta
llamativa decisión habrá obedecido a un imperativo evangelizador apremiante, a
saber, una proclamación inequívoca del Evangelio destinada a disipar la ceguera
espiritual del pueblo hebreo, una solemne invitación a que reconozcan por fin a
Jesús de Nazareth como a su Mesías y Salvador…
Pues
nada de eso. Francisco evoca la «protección del Altísimo», fórmula convencional
y vacía de contenido, destinada a ocultar las divergencias teológicas
insalvables que separan a la Iglesia de la Sinagoga, para que sus relaciones
avancen «en un espíritu de ayuda mutua y al servicio de un mundo cada vez más
en armonía con la voluntad de su Creador.»
Hay
dos preguntas que un lector prevenido no puede dejar de formularse. La primera
es la siguiente: ¿Cómo puede concebirse una «ayuda mutua» con un enemigo que no
tiene sino un objetivo en mente, a saber, la desaparición del cristianismo, y
esto desde hace casi dos mil años? ¿En qué cabeza puede caber el absurdo según
el cual los judíos desearían «ayudar» a la Iglesia, fundada según ellos por un
impostor, por un falso mesías, el cual constituye el principal obstáculo al
advenimiento del que ellos aguardan, y a propósito del cual Nuestro Señor les
advirtió: «Yo he venido en nombre de mi Padre y vosotros no me habéis recibido;
otro vendrá en su nombre y vosotros lo recibiréis» (Jn. 5, 43). Terrible
profecía que San Jerónimo comenta diciendo que «los judíos, tras haber
despreciado la verdad en persona, aceptarán la mentira aceptando al Anticristo»
(Epist. 151, ad Algasiam, quest. II)
y San Ambrosio que «eso muestra que los judíos, quienes no quisieron creer en
Jesucristo, creerán en el Anticristo» (In
Psalmo XLIII).
Ahora
que el obstáculo político encarnado por la Cristiandad ha sido suprimido por la
oleada revolucionaria asistimos a la supresión progresiva del obstáculo
religioso, a saber, el papado, alcanzado desde hace más de cincuenta años por
el virus de la modernidad revolucionaria. Ese obstáculo a la manifestación del
«hombre de iniquidad», ese misterioso katejon
del que habla San Pablo (2 Tes. 2, 7), que retarda su venida y que no es otro
que el poder espiritual romano, es decir, el papado, según la tradición
exegética. Es tan sólo cuando ese obstáculo haya sido removido que «se revelará
el impío» (2 Tes. 2, 8).
La
penetración de las ideas revolucionarias en Roma no es en absoluto una cuestión
de fantasías complotistas ni el resultado de una imaginación desbocada: quienes
trabajaron activamente para realizar el aggiornamento de la
Iglesia, esto es, con miras a su adaptación al mundo moderno, lo que ha sido el
objetivo principal del Concilio Vaticano II, su «línea directora» (Pablo
VI, Ecclesiam Suam, 1964, n°52), no tienen empacho en admitirlo.
Así el cardenal Suenens no se anduvo con rodeos: «Vaticano II es 1789 en la
Iglesia» (citado por Mons. Lefebvre, Ils l’ont découronné, Clovis,
2009, p. 10), aseveró quien fuera una de las figuras más relevantes del último
concilio y uno de los cuatro moderadores nombrados por Pablo VI.
El
padre Ives Congar (o.p.), nombrado por Juan XXIII en 1960 consultor de la
Comisión Teológica Preparatoria y luego, en 1962, experto oficial en el
concilio, en el cual fuera también miembro de la citada Comisión Teológica, ha
sido sin duda alguna el teólogo más influyente de la asamblea conciliar, junto
al jesuita Karl Rahner. El famoso dominico declaró, refiriéndose a la
colegialidad episcopal, que, en el Concilio «la Iglesia había efectuado
pacíficamente su Revolución de Octubre» (Vatican II. Le concile au jour le
jour, deuxième session, Cerf, p. 115), reconoció que la declaración Dignitatis
Humanae sobre la libertad religiosa dice «materialmente otra cosa que
el Syllabus de 1864, incluso aproximadamente lo contrario» (La
crise dans l’Eglise et Mgr. Lefebvre, Cerf, 1976, p. 51) y admitió que en
ese texto, en el cual había trabajado, «se trataba de mostrar que el tema de la
libertad religiosa se hallaba presente en la Escritura. Pero no lo estaba»
(Eric Vatré, La droite du Père, Guy Trédaniel Editeur, 1995, p.
118).
Y
según el cardenal Ratzinger «el problema del concilio fue el de asimilar los
mejores valores de dos siglos de cultura liberal. Son valores que, aunque
surgidos fuera de la Iglesia, pueden hallar un sitio -purificados y corregidos-
en su visión del mundo y eso es lo que sucedió» (Revista Jesus,
nov. 1984, p. 72), quien tampoco vacila en afirmar, a propósito de la
constitución pastoral Gaudium et Spes sobre las relaciones de
la Iglesia con el mundo moderno, que se puede considerar ese texto como un «anti-Syllabus,
en la medida en que representa un intento de reconciliación de la Iglesia con
el mundo tal cual se ha vuelto desde 178» (Les principes de la théologie
catholique, Téqui, 1987, p. 427).
La segunda pregunta que se plantea a propósito de la carta enviada por
Francisco al gran rabino de Roma es la siguiente: ¿Cómo puede concebirse que
una religión falsa (el judaísmo talmúdico-cabalista, corrupción del judaísmo
bíblico), estructurada en base al rechazo, a la condena y al odio de
Jesucristo, pueda estar «al servicio de un mundo cada día más en armonía con la
voluntad del Creador»? Tamaño absurdo exime de comentarios…
Mas se
encuentra naturalmente en perfecta consonancia con la modificación de la
plegaria por los judíos del Viernes Santo, que Juan XXIII se apresuró a
efectuar en marzo de 1959, apenas cuatro meses después de su elección,
suprimiendo los términos «perfidis» y «perfidiam» aplicados a los
judíos, y que sería luego suprimida definitivamente del nuevo misal aprobado
por Pablo VI en abril de 1969 y promulgado en 1970.
He
aquí la nueva plegaria que en él figura: «Oremos por los judíos, a quienes Dios
habló en primer lugar: que progresen en el amor de su Nombre y en la fidelidad
a su Alianza.» Plegaria a propósito de la cual cabría efectuar varias
observaciones:
1. No
se menciona la necesidad de su conversión a Jesucristo. 2. El término «alianza»
insinúa que la « antigua » aún tendría vigor. 3. Todo «progreso» en el amor de
alguien implica un amor ya presente; ahora bien, ¿cómo podrían «progresar» en
el amor del Padre si niegan al Hijo? 4. ¿Y cómo podrían « progresar » en la
«fidelidad a su alianza» si se obstinan en rechazar a Jesucristo, sacerdote
perfecto y cordero sin tacha, que ha sellado una Nueva Alianza entre Dios y los
hombres al inmolarse en la Cruz?
La
conclusión cae de su peso: nos encontramos ante una nueva teología que marca
una ruptura de fondo con la que había tenido curso en la Iglesia desde sus
orígenes hasta Vaticano II y que la antigua plegaria por la conversión de los
judíos, eliminada de la liturgia latina, expresaba de manera luminosa: «Oremos
igualmente por los pérfidos judíos -perfidis judaeis-, que no han
querido creer, a fin de que Dios nuestro Señor quite el velo de sus corazones y
que conozcan, ellos también, a Jesucristo nuestro Señor (…) Dios eterno y
todopoderoso, que no rehúsas tampoco tu misericordia a la infidelidad judía -judaicam
perfidiam-, escucha las oraciones que te dirigimos por este pueblo
enceguecido; haz que conozcan la luz de la verdad, que es Jesucristo, para que
sean liberados de sus tinieblas.»
El
contraste con la nueva plegaria es pasmoso, tanto como lo es con el discurso de
Juan Pablo II en la sinagoga de Roma en abril de 1986, en el cual alaba la
«legítima pluralidad religiosa» y afirma que hay que esforzarse en «suprimir
toda forma de prejuicio (…) a fin de presentar la verdadera cara de los judíos
y del judaísmo.» «Prejuicio» que la antigua
plegaria del Viernes Santo expresaba de manera cabal, lo que explica, ciertamente,
su desaparición de la nueva liturgia…
Pero
no se puede negar que esto sea harto problemático, pues según reza el célebre
adagio del siglo V atribuido al papa San Celestino I: lex orandi, lex credendi, la ley de la oración determina la ley de la
creencia, es decir que, modificando el contenido de la oración, puede
modificarse a la vez el contenido de la Fe. Y lo acontecido en el siglo XVI a
raíz de las innovaciones litúrgicas de Lutero en Alemania y de Cranmer en
Inglaterra basta para demostrarlo.
Desgraciadamente,
el episodio de la carta enviada por Francisco al rabino de Roma en el día de su
elección no habría de quedar en eso. En efecto, doce días más tarde Francisco
reincidió enviando una segunda carta al rabino, esta vez con motivo de la pascua
judía, dirigiéndole sus «felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesaj.»
Lo que
no deja de suscitar una pregunta insoslayable: desde una perspectiva católica,
¿cuál puede ser la naturaleza de esas «felicitaciones» con motivo de una celebración
en la que se ultraja a Jesucristo, único y verdadero Cordero Pascual, inmolado
en la Cruz en redención de nuestros pecados?
Porque
tales «felicitaciones» no pueden sino confortar a los judíos en su ceguera
espiritual y, por tanto, mantenerlos alejados de su Mesías y Salvador, lo cual
es, cuando menos, paradójico, viniendo de parte de un soberano pontífice.
El
cual prosigue diciendo: «Que el Todopoderoso que liberó a su pueblo de la
esclavitud de Egipto para conducirlo hacia la tierra prometida continúe
liberándolos de todo mal y acompañándolos de su bendición.»
Son
éstas palabras embarazosas en grado sumo, dado que, manifiestamente, Dios no
los ha liberado aún de todo mal, puesto que no existe mal mayor que el de ser
considerados «enemigos del Evangelio» (Rom. 11, 28) y formar parte de la
«Sinagoga de Satán» (Ap. 3, 9). ¿Cómo concebir que Dios pueda continuar «acompañándolos
de su bendición», cuando ellos continúan rechazando con obstinación a Aquel que
Él ha enviado?
Deseo
precisar aquí, para evitar cualquier tipo de malentendido, que de ningún modo
ataco a los judíos de manera personal, ya que no me caben dudas de que los hay
excelentes personas y que profesan sus creencias con toda buena fe. Al
referirme a los judíos, entiendo situarme en el plano de los principios
teológicos, el único que es pertinente en esta cuestión. Y, en ese terreno, se
comprueba una enemistad irreductible entre la Iglesia, que busca establecer el
reino de Jesucristo en la sociedad, y el judaísmo talmúdico, el cual,
habiéndose estructurado en oposición a Jesucristo y a la Iglesia, busca
obstaculizar su misión evangelizadora, en total coherencia con su teología, que
no le permite ver en Jesús de Nazareth más que a un impostor y a un
blasfemador, a un falso mesías que impide la venida del verdadero, el que ellos
aguardan ansiosamente con vistas a restaurar el reino de Israel y a regir las
naciones desde Jerusalén convertida en la capital de su reino mesiánico
mundial.
No se
trata pues en absoluto de «racismo» ni de un pretendido «antisemitismo»
conceptualmente absurdo, según la raída cantinela que no cesan de entonar
cuando alguien se atreve a abordar el tema, al unísono y a voz en cuello, los
creadores de opinión mediáticos, auténtica policía ideológica del sistema
mundialista, para desviar la atención del verdadero problema que plantea el
judaísmo talmúdico y sionista, cuya índole es estrictamente teológica, aunque
de él se sigan necesariamente consecuencias políticas, económicas y culturales.
Hecha
esta aclaración, volvamos a la carta de Francisco, quien concluye diciendo: «Les
pido que recen por mí, y les garantizo mi oración por ustedes, con la confianza
de poder profundizar los lazos de estima y de amistad recíproca.» Nos es
forzoso constatar que aquí llegamos al colmo en el ámbito de lo absurdo. En
efecto, ¿cómo es posible imaginar que la oración de quienes están, según San
Juan, bajo el imperio de Satán, podría ser atendida por Dios?
Además,
en buena lógica, si los judíos aceptaran rezar por el papa, cosa inimaginable,
considerando que su misión se opone diametralmente a la suya, se verían
obligados a pedir su apostasía del cristianismo y su conversión al judaísmo. Es
decir que Francisco, implícitamente, les estaría pidiendo nada menos que rezaran
por él para que pudiera rechazar a Cristo, ¡tal como lo hacen ellos! A decir
verdad, si esta cuestión no revistiese una gravedad inaudita, estaríamos ante
un gag desopilante por sus incongruentes y grotescas
implicaciones.
Y esto
sin mencionar los lazos de «amistad recíproca» que Francisco evoca al final de
su mensaje, ya que la incoherencia de esta expresión no es menos flagrante que
la de la anterior. Expliquémonos. Un amigo es un alter ego, un otro
yo, de lo que se sigue que la verdadera amistad no es viable si los amigos no
poseen una correspondencia de pensamientos, de sentimientos y de objetivos que
vuelva posible la comunión de las almas.
Ahora
bien, los pensamientos y la acción de la Iglesia y de la Sinagoga son, como ya
lo hemos dicho, diametralmente opuestos, sus proyectos son incompatibles, la
oposición que existe entre ellas es radical, de suerte que, hasta tanto los
judíos no hayan aceptado a Cristo como a su Mesías y Salvador, le enemistad
entre ambas permanecerá irreductible, por razones teológicas evidentes, del
mismo modo que lo son la luz y las tinieblas, Dios y Satán, Cristo y el
Anticristo.
Con
este tipo de deseos entramos de plano en el terreno de la utopía, de la
sensiblería humanista, de la negación de la realidad y, sobre todo, en la
falsificación del lenguaje y en la adulteración de los conceptos: nos
encontramos de lleno en la esfera de la ilusión, de la manipulación intelectual
y de la mentira. Mentira de la cual sabemos fehacientemente quien es el padre…
Monseñor
Jorge Mario Bergoglio, cuando era arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado
de la Argentina, tenía ya la muy peculiar costumbre de acudir regularmente a
sinagogas para participar en encuentros ecuménicos, el último de los cuales no
remonta más allá del 12 de diciembre de 2012, apenas tres meses antes de su
elección pontifical, con motivo de la celebración de Hanukkah, la
fiesta de las luces, en la cual se enciende cada tarde una vela en un
candelabro de nueve brazos durante ocho días consecutivos, liturgia cuyo significado
es, desde un punto de vista espiritual, la expansión del culto judío. El
cardenal Bergoglio participó activamente en la ceremonia del quinto día,
encendiendo la vela correspondiente.
De más
está decir que evento semejante no se había producido jamás en la historia de
la Iglesia. Y que constituye un hecho altamente perturbador. Aunque no menos
inquietante resulta ser el hecho de que este tipo de gestos escandalosos pasen
completamente desapercibidos para la inmensa mayoría de los católicos, profundamente
aletargados, imbuidos hasta la médula del pensamiento revolucionario que socava
la Fe y debilita el sensus fidei de los creyentes,
compenetrados de la ideología pluralista, humanista, ecuménica, democrática y
derecho-humanista que sus pastores les inculcan sin cesar desde hace más de
medio siglo, ideología que es totalmente extranjera al depósito de la
Revelación y que se ha vuelto el leitmotiv de los discursos
oficiales de la jerarquía eclesiástica desde Vaticano II.
Para
concluir este apartado, he aquí un pequeño extracto de lo que Francisco decía a
los judíos en otra sinagoga de Buenos Aires, Bnei Tikva Slijot, en
septiembre de 2007, durante su participación a la ceremonia de Rosh
Hashanah, el año nuevo hebreo: «Hoy, en esta sinagoga, tomamos nuevamente
conciencia de ser pueblo en camino (???) y nos ponemos en presencia de Dios.
Hacemos un alto en nuestro camino para mirar a Dios y dejarnos contemplar por
Él.»
¿Qué
interpretación podrá atribuirse al «nosotros» empleado por Francisco? ¿Qué
realidad querrá designar utilizando la palabra «Dios»? En todo caso, habida
cuenta del contexto, no podría designar a Dios Padre, pues, de ser así, los
judíos no rechazarían al Hijo. En efecto, Nuestro Señor les dijo: «Si Dios
fuese vuestro Padre, me amaríais, porque es de Dios que he salido y que vengo
(…) Vosotros tenéis por padre al Demonio, y queréis cumplir los deseos de
vuestro padre (…) El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Vosotros no escucháis
porque no sois de Dios» (Jn. 8, 42-47).
Hecho
de lo más sorprendente, durante su extenso discurso pronunciado en esa sinagoga
de la capital argentina, quien en ese entonces no era «sino» Monseñor Jorge
Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la Argentina,
no se dignó a pronunciar ni siquiera una vez el Santo Nombre de Jesús…
2.
Francisco, “rabino de referencia” - 08/12/2015
Los rabinos Bergoglio, Bergman y Avruj departiendo dichosos en la
Sinagoga
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Cuando el
rabino Sergio Bergman habla de medio ambiente no vacila en invocar la autoridad
del « magisterio ecológico » de Francisco, quien es, como él mismo
nos lo asegura, nada menos que su rabino
de referencia: « Y como dice mi rabino de referencia, Bergoglio, hoy
Francisco, en Laudato Si’, cuidemos
nuestra casa y esta madre naturaleza que nos cobija[2]. » Junto a Bergman hay un gran retrato en el que
se lo ve recibiendo un caluroso abrazo de su compinche Francisco, colocado
justo debajo de un marco que contiene las insignias distintivas de la
masonería.
El rabino Bergman, su retrato con Bergoglio y el emblema de la masonería
Tenemos pues a
un supuesto Soberano Pontífice de la Iglesia católica que es considerado como
un maestro por un rabino que rechaza la divinidad de Jesucristo, quien además
no ve inconveniente alguno en citar públicamente su « magisterio
pontificio » como una autoridad en el ámbito espiritual. Calificar la
escena de inverosímil o de surrealista sería eufemístico: estamos ante un
ejemplo concreto y manifiesto de la impostura religiosa que encarna el actual
ocupante del Vaticano. Y yo me pregunto: ¿Acaso hace falta algo más para
convencerse de que Bergoglio no es católico? Para los escépticos
recalcitrantes, esos que hacen de la negación sistemática de la realidad su
pasatiempo favorito, he aquí otros ejemplos similares por demás elocuentes de
esta situación inaudita que vivimos.
Aplaude al Rabino Skorka, que está « esperando al Mesías »
Los rabinos Bergoglio y Skorka están « esperando al mesías »
« Si en este momento elevo un
pedido a Dios, es que se multipliquen todos aquellos, que seamos muchos los que
breguemos por la verdad, más allá de las disquisiciones y los puntos de vista
teológicos, más allá de las diferencias teológicas. Tenemos que hacer una realidad
humana, construir una realidad humana distinta. Estamos esperando al Mesías, pero para que Él llegue,
le tenemos que preparar el terreno, tenemos que dejarle un lugar. Yo creo que no es una cuestión pasiva, creo que Él va
a venir cuando Dios lo disponga, Dios se va a revelar a lo humano, cuando Él lo
va a disponer. Pero yo creo que Dios también nos está esperando a nosotros. Muchas gracias[3]. »
Palabras pronunciadas por el rabino Abraham Skorka en su discurso del 11 de
noviembre de 2012, cuatro meses antes de la elección de Francisco, con
motivo de la recepción del doctorado honoris
causa que le atribuyó la UCA (Universidad Católica Argentina), a manos del cardenal Jorge Bergoglio, quien
escuchó y aplaudió el discurso del rabino…
Elogia el judaísmo talmúdico
« Mis
felicitaciones más fervientes por la gran fiesta de Pesaj. El Omnipotente, que ha liberado a su
pueblo de la esclavitud de Egipto para guiarlo a la tierra prometida, siga librándolos de todo mal y los acompañe
con su bendición. Les pido
que recen por mí[4]. »
« Dios
sigue obrando en el pueblo de la primera Alianza y hace nacer tesoros de sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina[5]. »
« Una
mirada muy especial se dirige al pueblo judío, cuya Alianza con Dios jamás ha sido revocada, porque ‘‘los
dones y el llamado de Dios son irrevocables’’ (Rm. 11,29)[6]. »
Convengamos que, al igual que los
otros errores profesados por « Francisco », éste también tiene su
origen en la neo-religión
ecuménico-conciliar, que asume el judaísmo talmúdico como un culto legítimo, no reprobado por
Dios, a pesar de su pertinaz negativa en reconocer a Jesucristo como al
Mesías y al Redentor del género humano. A modo de ejemplo, entre muchísimos
otros posibles, citemos el documento de la Pontificia Comisión Bíblica
del año 2001, intitulado El pueblo judío y sus escrituras sagradas en la
Biblia cristiana, prologado por el cardenal Joseph Ratzinger, quien
por entonces era el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe:
« (…) los cristianos pueden y deben admitir que la
lectura judía de la Biblia es una lectura posible, en continuidad con
las Sagradas Escrituras judías de la época del segundo Templo, una lectura
análoga a la lectura cristiana, que se desarrolla paralelamente. Cada una de esas dos lecturas es coherente con la
visión de fe respectiva, de la que es producto y expresión. Son, por tanto,
mutuamente irreductibles. En el campo concreto de la exégesis, los cristianos
pueden, sin embargo, aprender mucho de la exégesis judía practicada
desde hace más de dos mil años; de hecho, han aprendido mucho de ella a lo
largo de la historia. Por su parte, pueden confiar que también los judíos
podrán sacar partido de las investigaciones exegéticas cristianas[7]. »
Pide a un rabino que escriba el prólogo de su libro El Jesuita
Rabino Skorka:
« Hasta donde mis conocimientos llegan al respecto, esta debe ser la primera vez que un rabino prologa un
texto de un sacerdote católico, en dos mil años de historia. Hecho que
adquiere más relevancia aún cuando dicho sacerdote es el arzobispo de Buenos Aires,
primado de la Argentina y cardenal consagrado por Juan Pablo II[8]. »
« La
obsesión de Bergoglio que cual leitmotiv va y viene en todo el libro,
puede definirse con los vocablos: encuentro y unidad. Entendiendo éste último
como un estado de armonía entre los hombres, en el que cada uno desde su
peculiaridad coopera para el crecimiento material y espiritual del otro,
inspirado en un sentimiento de amor[9]. »
Bergoglio a
Skorka: « No olvido que Usted me invitó dos veces a orar y a hablar en su
sinagoga. Y yo lo invité para que les hablara sobre los valores a mis
seminaristas[10]. »
Skorka a
Bergoglio: « Yo aprecio los cambios que Usted introdujo, que el
Presidente salude a todos los dignatarios religiosos, que varios de ellos
participen en las prédicas del Te Deum.
Cambiar esas cosas dentro de una estructura tan antigua no es fácil. Lo
felicito por intentar romper viejos círculos viciosos[11]. »
« En sendas oportunidades (2004 y 2007) estuvo en
la comunidad Benei Tikva en los servicios religiosos
preparatorios para estas festividades, denominados Selijot. En esas ocasiones brindó su saludo reflexivo y sentido a Benei
Tikva y a toda la comunidad judía del país. Fueron momentos de encuentro
en los que, más allá de las diferencias y divergencias, se generó un
sentimiento de hermandad ante la presencia de un único Padre. Bergoglio
manifestó entonces cómo las oraciones vertidas habían tocado su corazón.
Acentuó insistentemente el sentimiento de cercanía espiritual y fraternal que
sintió junto a los presentes. Fue el mismo sentimiento que sintió la comunidad
para con él[12]. »
Celebra Hanukkah en una sinagoga
El rabino Bergoglio encendiendo una vela en la fiesta de Hanukkah
« El arzobispo de Buenos Aires
y primado de Argentina, cardenal Jorge Bergoglio, destacó los lazos que unen a
la fiesta de Janucá, la festividad de
las luminarias, con la Navidad al encabezar un oficio religioso
realizado en una sinagoga de la ciudad de Buenos Aires. “Janucá se une en un símbolo con la Navidad y es el símbolo
de la luz, ya que en el relato del nacimiento de Jesús, los ángeles anunciaban
la presencia de la luz, o sea que la luz está en ambas fiestas. En el
caso de Janucá tiene un significado histórico muy concreto pero también se
proyecta hacia adelante y da lugar a luces propias”, explicó
Bergoglio en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias. Bergoglio
realizó estas declaraciones tras visitar la sinagoga de la comunidad NCI-Emanu
El de la Fundación Judaica, donde encendió la quinta vela de la
festividad de Janucá. El cardenal
aclaró que no es la primera vez que concurre a una sinagoga. “Es algo que suelo
hacer, como los hermanos judíos vienen a nuestra casa, yo voy a la de
ellos, somos hermanos. El amor nos lleva a la fraternidad”, resaltó el
líder de la Iglesia Católica[13]. »
Discurso en otra sinagoga por Rosh Hashanah
« Hoy, aquí en esta Sinagoga,
tomamos nuevamente conciencia de ser
pueblo en camino y nos ponemos en presencia de Dios. Es un
alto en el andar para mirarlo a Él y dejamos mirar por Él; para examinar
nuestro corazón en Su presencia y preguntar si caminamos siendo irreprochables.
También yo lo hago, como caminante, junto a Ustedes mis hermanos mayores.
(…) Por ello, al ponernos hoy en la presencia de Dios, al sometemos a su
juicio, lo hacemos confiados en ese Señor de honda ternura, que es fiel y se
nos presenta como el que dice “te amé con un amor eterno y por eso te atraje
con fidelidad’’ (Jer. 31:3). Sí, el Señor nos atrae hacia sí con fidelidad,
“con lazos de amor.” (Os. 11:4). Sólo nos pide que nos dejemos tomar en brazos
por Él, que dejemos que Él nos enseñe a caminar (Os. 11:3); nos pide que
reconozcamos que Él es nuestro Dios, ‘‘es el verdadero Dios, el Dios fiel, que
a lo largo de mil generaciones, mantiene su alianza y su fidelidad con
aquellos que lo aman y observan sus mandamientos (Dt. 7:9) ’’[14].
»
Celebra liturgia judía de la B’nai B’rith en la Catedral de Buenos
Aires
Bergoglio celebrando una liturgia elaborada por la B’nai B’rith
« Cristianos y judíos
conmemoraron el lunes 12 de noviembre 2012 en la catedral metropolitana de
Buenos Aires un nuevo aniversario de la Noche de los Cristales Rotos o Kristallnacht,
considerado el primer pogrom antijudío y el inicio del Holocausto judío. La
liturgia, organizada por la Comisión de Ecumenismo y Diálogo
Interreligioso y la B´nai B´rith Argentina, contó con reflexiones
del primado argentino, cardenal Jorge Bergoglio y del rabino Alejandro
Avruj, de la comunidad NCI-Emanu El. La recordación se fundamentó en el
texto De la muerte a la esperanza, escrito por el rabino León Klenicki y el
teólogo Eugene Fischer, y actuó el coro polifónico de la Sociedad Hebraica Argentina. Participaron, además, representantes
de las iglesias Evangélica Metodista, Luterana Unida y Presbiteriana San Andrés[15]. »
Su oración es judía
« Yo rezo
todos los días el oficio divino con los salmos de David. Los 150 salmos los
pasamos en una semana. Mi oración es judía, y luego tengo la eucaristía, que es cristiana[16]. »
La oración pública de la Iglesia incluye los salmos y
otros textos del Antiguo Testamento, cuyos libros inspirados preparaban al
pueblo de Israel a recibir a Jesucristo, Mesías y Redentor del género humano.
Los salmos que la Iglesia hace recitar a su clero son tan cristianos como los
Evangelios, pues se ordenan al misterio de la Encarnación y de la Redención.
Rezar los salmos rechazando a Jesucristo no es una oración judía auténtica,
sino un acto de rebelión contra Dios. Esto no es invento mío, sino enseñanza
del Apóstol San Juan, divinamente inspirada:
« ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que
Jesús es el Cristo? Ese es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo
aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. » (1 Jn. 2, 22-23)
Confesamos el mismo Dios que los judíos
« Nuestra
humana fragmentariedad, nuestra desconfianza y nuestro orgullo se han superado
gracias al Espíritu de Dios omnipotente,
de tal forma que entre nosotros ha ido creciendo siempre más confianza y
fraternidad. Ya no somos más extraños, sino amigos y hermanos. Confesamos, aunque con diferentes perspectivas
(!!!), el mismo Dios, Creador del universo y Señor de la historia. Y Él, en su
infinita bondad y sabiduría, siempre bendice nuestro compromiso con el diálogo.
[…] Las confesiones cristianas encuentran su unidad en Cristo; el Judaísmo
encuentra su unidad en la Torá. Los cristianos creen que Jesucristo es la
Palabra de Dios hecha carne en el mundo; para los judíos la Palabra de Dios
está presente principalmente en la Torá. Ambas tradiciones de fe (!!!)
tienen como fundamento al único Dios, el Dios de la Alianza, que se revela a
los hombres a través de su Palabra. En la búsqueda de una actitud justa hacia
Dios, los cristianos se dirigen a Cristo como la fuente de vida nueva, los
judíos a la enseñanza de la Torá[17]. »
El rabino Bergoglio disertando sobre « valores » en una
sinagoga
Es decir que
aceptar o rechazar a Jesucristo como Hijo de Dios y Redentor de la humanidad
caída no es sino una cuestión marginal, un detalle sin mayores consecuencias,
una mera diferencia de « perspectiva », que no incide en la
legitimidad de la « tradición de fe » talmúdica, tan agradable a Dios
como la « tradición de fe » cristiana, sin que cuente en lo más
mínimo que se acoja o que se rechace al « Hijo bienamado » en quien
el Padre tiene puesta « toda su complacencia » (Mt. 3, 17).
Como si la
elección de Israel, la revelación veterotestamentaria y la ley mosaica no
hubiesen sido dispuestas por Dios para preparar la venida del Mesías prometido
desde la falta original, Jesucristo. Como si el Antiguo Testamento sin
Jesucristo del judaísmo talmúdico fuese una interpretación legítima de las
Escrituras, una alternativa válida a la enseñanza apostólica que ve en Cristo
el pleno cumplimiento de la ley mosaica y la instauración de una nueva y eterna
alianza entre Dios y los hombres, establecida por el sacrificio redentor de
Nuestro adorable Salvador en el Calvario.
Que un simple
feligrés se vea obligado a recordar estas verdades fundamentales del
cristianismo a un « cardenal » devenido « papa » constituye
un hecho tan descabellado e inverosimil que es digno de una novela de « realismo mágico », género
literario oriundo justamente de nuestras tierras sudamericanas. Pero es sobre todo un indicio inconfundible
de que la plenitud del « misterio de iniquidad » (2 Tes. 2, 7) se
despliega ante nuestros ojos atónitos, una prueba irrefragable de que la «
apostasía » (2 Tes. 2, 3) y la « abominación desoladora » (Mt.
24, 15) anunciadas por San Pablo y por Nuestro Señor se verifican literalmente
en los acontecimientos en vías de realización…
« Antes de
finalizar su discurso, el Papa Francisco afirmó que en la reflexión sobre el
judaísmo, el Concilio Vaticano II tuvo en cuenta las diez tésis de la Conferencia de Seelisberg, un encuentro
entre cristianos y judíos celebrado en esta ciudad suiza en 1947 en el que se
elaboró un documento con un nuevo
tratamiento teológico de la Iglesia hacia el judaísmo. Este documento sentó
también las bases del Consejo internacional
de judíos y cristianos, cuya cooperación con la Iglesia “se avivó
oficialmente después del Concilio, y especialmente después de la institución de
nuestra Comisión para las relaciones
religiosas con el judaísmo en 1974[18].’’ »
El rechazo de Jesucristo no es obstáculo para alcanzar
la « santidad »
« Quisiera
ante todo enviar un saludo a la comunidad judía, a nuestros hermanos judíos,
que hoy celebran la fiesta del Yom Kippur. Que el Señor los bendiga con su paz y los mantenga en una
vida de santidad, según la Palabra del Señor que hemos escuchado hoy: ‘‘sed
santos porque Yo soy Santo’’[19]. »
Debo de ser un
tanto estrecho de entendederas, sin duda víctima de una bochornosa rigidez
intelectual y de una penosa tendencia simplificadora, les ruego me tengan
paciencia, pero ante semejantes palabras de nuestro « Santo Padre »
no puedo dejar de interrogarme: ¿Cómo es posible concebir una vida de
santidad si se rechaza a Jesucristo? Y además, sepan disculpar la
insistencia, pedir a Dios que « bendiga con su paz » y que « mantenga
en una vida de santidad » precisamente a quienes lo rechazan
obstinadamente, ¿no es acaso faltar a la lógica más elemental y, peor aún,
proferir una blasfemia colosal?
El « magisterio » ecológico de Francisco,
fuente de inspiración para los judíos
« El Shalom Center, una
comunidad judía basada en Filadelfia, organiza una celebración por Yom Kippur en el Lincoln
Memorial de Washington para llamar la atención sobre la cuestión ambiental.
La celebración no utilizó solamente pasajes de literatura rabínica, sino que
también citó pasajes de la encíclica del Papa Francisco Laudato Si’. “El hecho de que el Papa haya hablado con tanta fuerza
y claridad acerca de este asunto, sumado al hecho de que está por intervenir en
las Naciones Unidas y en el Congreso, además de encontrarse con el president
Obama, significa que el trabajo que hemos venido haciendo desde hace años se
encuentra en primer plano”, dijo el rabino Arthur Waskow, fundador del The
Shalom Center. “El mensaje del Papa allude a nuestra labor y le da un
lugar central en la conciencia de la gente”, declaró al Huffington Post[20].
»
Así pues, el
« magisterio » de Francisco es recibido con beneplácito por los
izquierdistas, los judíos, los feministas, los laicistas y los homosexualistas:
a todos los enemigos de la Iglesia y de la civilización cristiana les
encanta y les parece estupendo su mensaje ecológico, ecuménico y mundialista.
Pero un hecho tan curioso, aparentemente, no quita el sueño a la inmensa
mayoría de los católicos. Al final de cuentas, que los LGBT consideren al
« Sucesor de Pedro » hombre del año y que los « hermanos mayores »
que aborrecen a Cristo alaben su « magisterio » y lo tengan pour un
« rabino de referencia » es algo sin duda perfectamente natural. Tan
natural, dicho sea de paso, como un « Papa » que no cree en un Dios
católico y que se dice dispuesto a bautizar a los marcianos…
Bendice estatua en honor de la « unidad » de
la Iglesia con la Sinagoga
« El Papa
bendijo una escultura que representa la unidad católico-judía: casi 50 años después de que el
Vaticano proclamara oficialmente a los judíos libres de culpa por el asesinato
de Jesús, el Papa Francisco hizo un cambio sorpresa en su agenda en el día
final de su viaje a Estados Unidos para dar su propio mensaje de respeto al
pueblo judío. En un evento no anunciado, el pontífice paró el domingo para
bendecir una escultura comisionada por el Instituto
de Relaciones Judías Católicas en la Universidad de St. Joseph de
Filadelfia, la cual repudia la imagen antisemita. A su lado se encontraba el
rabino argentino Abraham Skorka, su amigo y colaborador literario, quien voló
desde Buenos Aires para acompañarlo. Los dos hombres compartieron un momento
ante la nueva escultura mientras el pontífice la bendecía con agua bendita.
Titulada Sinagoga e Iglesia de nuestro
tiempo, la obra de arte es de dos mujeres sentadas una al lado de la otra,
como dos hermanas. Una sostiene un libro y la otra un rollo, mientras ambas
miran los textos de la otra con mucho respeto[21]. »
Sinagoga e Iglesia en nuestra época, bendecida por Francisco durante su viaje a los USA
« “Esta estatua es una perfecta
manifestación de la idéntica dignidad de las dos hermanas, la Iglesia y
la Sinagoga’’, explicó a los periodistas el vocero del Vaticano, el Padre
Federico Lombardi antes de que el Papa visitara la estatua[22]. »
Pero yo me pregunto: ¿Cómo podría la unidad existir en detrimento
de la verdad? Es completamentente absurdo, además de lisa y
llanamente blasfematorio, pretender que pueda existir unidad con quienes
rechazan obstinadamente a Jesucristo desde que lo hicieron crucificar por
considerarlo un impostor. Eso es algo que debería ser evidente para
cualquier cristiano medianamente instruido. Por otra parte, es totalmente descabellado
sostener que la Esposa Mística de Cristo y su más acérrima enemiga desde hace
dos milenios puedan gozar de una dignidad equivalente. Es algo tan ridículo que
no necesita refutación alguna...
Bromea con rabinos acerca de Jesús
« “Yo
estaba en la mesa del Papa: hubo pensamientos bastante profundos acerca de
temas como el mesianismo, el diálogo interreligioso y cómo sumar más a los
musulmanes, nos dijo que esa mañana había hablado sobre Moisés y su guerra
contra los amalequitas, y contamos chistes religiosos: el del Papa fue un
clásico, que es buenísimo y contado por él tiene otro peso, sobre un cura que durante semanas da prédicas
antisemitas hasta que Jesús, en la cruz, mira a la Virgen, que estaba a un
lado, y le dice: ‘Mami, vámonos que no nos quieren…’”, relató el
presidente de la Asamblea Rabínica Latinoamericana. “En ese marco se
amplió la mesa y todos quedamos alrededor del Papa, como se ve en la foto, y ya
teníamos que irnos, pero seguimos contando anécdotas y chistes y yo dije que lo
ideal sería poner lo que estaba sucediendo en palabras de los Salmos: ‘¡Qué
bello y agradable es que los hermanos estén sentados juntos!’, con tanta
calidez y armonía”, continuó[23].
»
« - ¿Puedo
contar un cuento que viene a colación?, preguntó el Cardenal. - Claro. - Trata
acerca de un chico judío a quien echaban de todas las escuelas por
indisciplinado hasta que otro judío le recomienda al padre un ‘‘buen colegio de
curas’’. Y lo anima diciéndole que, seguramente, allí lo van a enderezar. El
padre acepta el consejo. Es así como pasa el primer mes y el chico se comporta
muy bien, no tiene ninguna amonestación. Tampoco tiene problemas de conducta en
los siguientes meses. El padre, ganado por la curiosidad, va a ver al rector
para saber cómo había logrado encarrilarlo. ‘‘Fue muy sencillo’’, le responde
el sacerdote. ‘‘El primer día lo tomé de una oreja y le dije, señalándole el
Crucifijo: Ése era judío como vos. Si te portás mal, te va a pasar lo mismo[24].’’
»
Francisco, esperanza judía
El rabino Bergoglio rindiendo pleitesía a sus « hermanos mayores »
« “Juan XXII es el Papa bueno, que para
nosotros es sumamente importante, porque no es sólo de la iglesia sino de la
humanidad. Es el Papa del CVII y lo que se conoce de la Iglesia post
conciliar, donde el reencuentro con las religiones en general y el judaísmo en
particular dio por terminado un ciclo de falsa acusación del pueblo
judío », dijo. “El otro Papa, que también será canonizado como santo, Juan
Pablo II, para nosotros es tan importante sobre todo para aquellos que lo
pudimos conocer en persona en la Argentina, cuando yo era un referente de la
juventud judía y pude compartir con él su visita a nuestro país. El cierra el
círculo que abrió Juan XXIII y dijo que los judíos son los hermanos mayores en
ma fe’’, detalló el Rabino Sergio Bergman. [...]
Claudio Epelman, director del Congreso
Judío Latinoamericano, quien también asistió a la canonización, expresó:
“Estos dos Papas muy queridos por el pueblo judío fueron artífices indiscutidos
del acercamiento entre ambas religiones. Vivimos un gran momento de hermandad
entre católicos y judíos, pero esto no siempre fue así: la historia da cuenta
de cientos de años enfrentamiento”. “Fue
Juan XXIII quien marcó el quiebre en
la historia, y reformuló la relación entre judíos y católicos, e
inequívocamente Juan Pablo II fue
el impulsor de estas ideas. Conozco personalmente al Papa Francisco y será
el líder de la Iglesia cuando se cumplan 50 años del histórico documento Nostra Aetate, que reinició la
relación entre católicos y judíos, y sin dudas dará gigantescos pasos en la
construcción de entendimiento y hermandad con los judíos’’, explicó[25]. »
El judeocristianismo de Bergoglio y de
Vaticano II condenado por la Escritura
« ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que
Jesús es el Cristo? Ese es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo
aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al
Hijo, tiene también al Padre. Lo que habéis oído desde el principio, permanezca
en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros,
también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre. » (1 Jn. 2, 22-24)
« Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser
imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues
habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas
padecieron de los judíos, los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios
profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se
oponen a todos los hombres, impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos
se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre
ellos la ira hasta el extremo. » (1 Tes. 2, 14-16)
« ¿Por qué ustedes no comprenden mi lenguaje? Es porque no pueden escuchar mi palabra. Ustedes tienen
por padre al demonio y quieren cumplir los deseos de su padre. Desde el comienzo
él fue homicida y no tiene nada que ver con la verdad, porque no hay
verdad en él. Cuando miente, habla conforme a lo que es, porque es mentiroso y
padre de la mentira. Pero a mí no me creen, porque les digo la verdad. ¿Quién de ustedes
probará que tengo pecado? Y si les digo la verdad, ¿por qué no me
creen? El que es de Dios escucha las palabras de Dios; si ustedes no las escuchan, es porque no
son de Dios. » (Jn. 8, 43-47)
Y también por el Magisterio de la Iglesia
« Los testimonios incesantes de los Santos
Padres, al atestiguar que en el patíbulo de la Cruz consumó su obra, enseñan
que la Iglesia nació en la Cruz del costado del Salvador, como una nueva Eva,
madre de todos los vivientes. […] con la muerte del Redentor, a la Ley
Antigua abolida sucedió el Nuevo Testamento; entonces en la sangre de
Jesucristo, y para todo el mundo, fue sancionada la Ley de Cristo con sus
misterios, leyes, instituciones y ritos sagrados. Porque, mientras nuestro
Divino Salvador predicaba en un reducido territorio -pues no había sido enviado
sino a las ovejas que habían perecido de la casa de Israel- tenían valor,
contemporáneamente, la Ley y el Evangelio; pero en el patíbulo de su muerte Jesús
abolió la Ley con sus decretos, clavó en la Cruz la escritura del Antiguo
Testamento, y constituyó el Nuevo en su sangre, derramada por todo el género
humano. Pues, como dice San León Magno, hablando de la Cruz del Señor, de tal
manera en aquel momento se realizó un paso tan evidente de la Ley al Evangelio,
de la Sinagoga a la Iglesia, de lo muchos sacrificios a una sola hostia, que,
al exhalar su espíritu el Señor, se rasgó inmediatamente de arriba abajo aquel
velo místico que cubría a las miradas el secreto sagrado del templo. En la
Cruz, pues, murió la Ley Vieja, que en breve había de ser enterrada y
resultaría mortífera, para dar paso al Nuevo Testamento, del cual Cristo había
elegido como idóneos ministros a los Apóstoles; y desde la Cruz nuestro
Salvador, aunque constituido, ya desde el seno de la Virgen, Cabeza de toda la
familia humana, ejerce plenísimamente sobre la Iglesia sus funciones de Cabeza,
porque precisamente en virtud de la Cruz -según la sentencia del Angélico y
común Doctor-, mereció el poder y dominio sobre las gentes; por la misma
aumentó en nosotros aquel inmenso tesoro de gracias que, desde su reino
glorioso en el cielo, otorga sin interrupción alguna a sus miembros mortales;
por la sangre derramada desde la Cruz hizo que, apartado el obstáculo de la ira
divina, todos los dones celestiales, y, en particular, las gracias
espirituales del Nuevo y Eterno Testamento, pudiesen brotar de las fuentes
del Salvador para la salud de los hombres, y principalmente de los fieles;
finalmente, en el madero de la Cruz adquirió para sí a su Iglesia, esto es, a
todos los miembros de su Cuerpo místico, pues no se incorporarían a este Cuerpo
místico por el agua del Bautismo si antes no hubieran pasado al plenísimo
dominio de Cristo por la virtud salvadora de la Cruz » (Encíclica Mystici Corporis, Pío XII, 1943).
En la solemnidad de la Inmaculada Concepción de la
Santísima Virgen María, madre de Jesucristo, verdadero Mesías, Rey de Israel y
Redentor del género humano.
PARA MÁS INFORMACIÓN
“Diez años con Francisco”:
https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM
NOVEDAD EDITORIAL
“Apostasía vaticana”:
https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn
MIS BLOGS
Miles Christi: https://gloria.tv/Miles%20-%20Christi
Super Omnia Veritas: https://gloria.tv/user/uCZ9iiNQ3eKS1zgLg6MSCmbjY
Miles Christi English: https://gloria.tv/Miles%20-%20Christi%20-%20English
MIS PUBLICACIONES
Impresas
https://saint-remi.fr/fr/35-livres?q=Filtre%20Auteur-MILES%20CHRISTI-MARIE%20Alexandre
Digitales
https://www.amazon.com/Kindle-Store-Miles-Christi/s?rh=n%3A133140011%2Cp_27%3AMiles+Christi
[1] https://agenciaajn.com/noticia/foto-historica-cuando-el-papa-francisco-encendio-la-quinta-vela-de-januca-3-157880
- Fuente del texto: NOVEDAD EDITORIAL: APOSTASÍA VATICANA. - Capítulo 17: “El extraño pontificado
del Papa Francisco” - Descargar el PDF en este enlace: A siete años de un artículo sobre Bergoglio
[2] http://nacionalismo-catolico-juan-bautista.blogspot.fr/2015/12/el-rabino-bergoglio-y-la-masoneria.html - http://www.sergiobergman.com/bergoglio-mi-rabino/
[3] https://www.youtube.com/watch?v=57qlSC83vRI -
Ver 14:20 a 15:20
[4] Saludos a la comunidad judía de Roma el 25 de marzo de 2013: https://www.aciprensa.com/noticias/el-papa-saluda-al-rabino-de-roma-por-la-pascua-judia-82652/
[5] Exhortación apostólica Evangelii
Gaudium del 24 de noviembre de 2013, § 249.
[6] Ibidem, § 247.
[7]http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/pcb_documents/rc_con_cfaith_doc_20020212_popolo-ebraico_sp.html n° 22
[8] El Jesuita, p. 9: https://docs.google.com/file/d/0B9XFGc_BZfpPbUxwTm9qM0Z2NDQ/edit?pli=1
[10] Sobre el cielo y la tierra, cap. 28, p. 2: http://fr.calameo.com/read/002080055a8b71b163859
[11] Ibidem cap. 28, p. 5.
[12] Visiones de un mundo en paz, publicado por el diario La Nación el 4 de
septiembre de 2013: https://s3.amazonaws.com/archivo.lanacion.com.ar/impresa/pdf/2013/09/04/040913DT0250101211.pdf
[13] Visita a la sinagoga de la comunidad
NCI-Emanu El el 10/12/2012:
[14] Visita a la sinagoga Benei Tikvá Slijot el 8/8/2007 por el
Año Nuevo judío: http://www.zenit.org/es/articles/el-cardenal-bergoglio-en-una-sinagoga-por-el-ano-nuevo-judio
[15] http://www.aica.org/4058-conmemoracion-judeo-cristiana-de-la-noche-los-cristales-rotos.html http://www.bnaibrith.org.ar/website/contenido.asp?sys=2&id=1372
[17] Dirigiéndose al Consejo Internacional de Cristianos y Judíos el 30/6/2015:
[18] Ibidem: https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-a-judios-ya-no-somos-extranos-sino-amigos-y-hermanos-49392/
[19] Durante su viaje a los USA el
22/9/2015: http://en.radiovaticana.va/news/2015/09/23/pope_greets_jewish_community_on_yom_kippur_/1174244
[21] http://www.valoresreligiosos.com.ar/Noticias/el-papa-bendijo-una-escultura-que-representa-la-unidad-catolicojudia-5123
[22] http://forward.com/news/321629/pope-francis-makes-surprise-stop-to-bless-sculpture-symbolizing-catholic-an/
- http://www.huffingtonpost.com/entry/pope-francis-jewish-community-statue_us_56081281e4b0af3706dca278
[23] http://www.itongadol.com.ar/noticias/val/76276/francisco-lideres-judios-polakoff-%E2%80%9Cel-almuerzo-es-el-reflejo-del-dialogo-interreligioso-que-masorti-viene-desarrollando.html
Le agradezco mucho la publicación. Un cordial saludo en Cristo y María.
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Yo lo que veo es que cuando un no judío entra en una sinagoga, debe cubrirse la cabeza; de la misma manera cuando un judío entra en una iglesia debería descubrirse pero no lo hace, son unos insolentes y se creen superiores.
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